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jueves, 23 de mayo de 2013

OPERACIÓN BIKINI 2013

A lo largo del año se lanzan diferentes libros que nos aseguran poder adelgazar siguiendo tal o cual método.
Ahora que se aproxima la operación bikini, lógicamente, no podía ser menos, y uno de los últimos que nos hemos encontrado viene bajo el título FAST DIET.
No me extraña que todos los que queramos adelgazar probemos todos los sistemas para ver si encontramos uno que realmente nos permita hacerlo y, lo más difícil, podamos mantener nuestro peso, aunque a veces puedan parecer disparatados.
De la promoción del editor entresaco algunas líneas:
  • Comer con normalidad durante cinco días a la semana y estar en ayuno controlado, con un desayuno y una cena temprana ligeros, durante dos días no consecutivos.
  • Reducir la ingesta de calorías durante 48 horas a la semana (500 calorías para las mujeres y 600 para los hombres).
  • Está científicamente comprobado que, siguiendo estas directrices a lo largo de un año completo, se pierden 10 kilos como mínimo.
Francamente, no tengo por qué no dar validez a esta teoría y sí a la de otros nutricionistas.
Siempre se menciona el término científico, creo no equivocarme, para ponderar unas pruebas que presiento ninguna debería llevar el calificativo de concluyente.
En definitiva, no me conformo que me hablen de científico, necesito estudios que se hayan puesto en marcha desde hace años, de gente que haya perdido y mantenido después su peso, ya que en caso contrario la investigación estaría coja y, al menos yo, la consideraría poco más que una estadística.
Este rollo sin gran sentido viene por la sensación que he tenido al conocer la existencia de este libro y su idea inicial. Me he preguntado: ¿cómo puedo fiarme de ningún nutricionista?
No quiero decir ni arengar a nadie a empezar a hacer dietas sin seguir un control médico, sería una tontería. Pero, ¿qué lógica puede haber en dietas con teorías totalmente contrarias?
La idea del cazador ancestral sirve de ejemplo a diferentes autores, aunque cada uno la adapta a su conveniencia. Unos nos han dicho que debemos comer verduras y frutas, que era de lo único que el hombre podía abastecerse. También nos dirían que son alimentos no procesados y con un índice glucémico bajo.
Otros nos decían que después de etapas de ayuno, el cuerpo absorbía como un loco todo lo que podía, razón por la que nos engordábamos. También se menciona el efecto de las emociones que dificultan la pérdida de peso.
Ahora, el caso es diferente, conviene hacer ayuno.
En definitiva, si me imagino en la época prehistórica, la idea es la de correr como si nos persiguiera un mamut o un dinosaurio, comer las frutas y verduras que tengamos la suerte de encontrarnos en el campo, vivir aislados de la civilización para evitar el estrés y pasar hambre como mínimo dos días a la semana.
No sé vosotros, pero no me parece un plan tentador.

sábado, 13 de abril de 2013

¿MEJOR PRODUCTOS LIGHT?

Cuando se nos presenta alguna dieta, sea nueva o, lo más habitual, la variación de alguna convencional, seguro que en algún momento se termina por mencionar la importancia de llevar una vida sana.
ElPozo Alimentación ha llevado a cabo una encuesta para estudiar los hábitos de salud en una muestra de 1000 personas de España de ambos sexos y edades comprendidas entre los 25 y 65 años.
Según indicaban los encuestados, el consumo de grasa y sal era elevado. De ellos, el 94,8% daba importancia a controlar la cantidad de grasa que consumía en su dieta, siendo 79,9% los que indicaban comprar productos con bajo o nulo contenido en grasa.
Seguro que al igual que yo, muchos de los estáis leyendo estas líneas intentáis disminuir la ingesta de calorías comprando productos que en su etiquetado pongan light.
Me doy cuenta de que no sé si asocio siempre de forma correcta el término light. Bajo en calorías, deduzco del libro LA CARA OCULTA DE ALIMENTOS Y COSMÉTICOS, escritos por Manuel Francisco Ortuño Sánchez, no siempre equivale a bajo en grasa, ya que si a un alimento cualquiera se le consigue disminuir la porción de grasa y/o hidratos de carbono, convertimos un producto normal en otro más o menos light al disminuir su aporte energético.
Según el autor del libro, lo más habitual es reducir o eliminar todos los azúcares añadidos, sacarosa o jarabe de glucosa, sustituyéndolos por edulcorante artificial.
También es común la reducción de grasa o sustituirla por grasa insaturada. El alimento perderá en sabor o textura y las empresas intentan paliarlo agregando diferentes aditivos. Un ejemplo muy interesante que se recoge en el libro es el caso del yogur con frutas. Las calorías de uno azucarado con sacarosa rondarían las 90 kcal a contraposición de las 50 de la versión light, es decir, la diferencia entre ambos es de tan sólo 40 kcal, lo que apenas supone nada en una dieta adelgazante (el caso sería distinto en personas con problemas de diabetes) a nivel energético. Sin embargo, en lugar de consumir los azúcares, sustancias naturales, ingerimos sustancias sintéticas como los edulcorante. ¿Compensa?
Quizás algún médico nutricionista pudiera alegar algún porqué. Particularmente, si pienso en vida sana, creo que es mejor optar por productos naturales y lo menos artificial posible.

jueves, 5 de abril de 2012

ENTRE UNAS Y OTRAS...

Después de tanto tiempo y de leer tantos libros sobre nutrición lo más lógico era pensar que hubiera alcanzado el peso ideal.
La importancia de una dieta equilibrada para que nuestro cuerpo reciba los nutrientes imprescindibles para nuestro día a día es algo que ya conocía.
Otra de las teorías que parece aceptada por todos los nutricionistas actualmente es el papel de la insulina y la importancia de evitar picos para que los hidratos de carbono (azúcares) que no hayamos utilizado se reserven como fuente de energía en forma de grasa.
La manera de conseguirlo sería comiendo alimentos que no provocaran una liberación excesiva de insulina, serían los alimentos con un índice glucémico bajo. Pero, ¿es suficiente con consumir estos alimentos para adelgazar?
Yo diría que no. Volvemos a lo de siempre, cada organismo es diferente, el metabolismo, el ejercicio... no son equiparables de una persona a otra.
Sin embargo, pondré un ejemplo. Uno de esos alimentos que en teoría no provoca la liberación de insulina serían los frutos secos como almendras, nueces... Alimentos calóricos, muy aconsejable para nuestra salud por ejemplo al ayudar a combatir el colesterol.
Durante una época seguía de forma estricta una de estas dietas, que me aconsejaban tomar frutos secos a media tarde. Me lo permitían, me los aconsejaban y además me encantaban. Claro que no comía tres o cuatro, empezaba a picar, a picar... me di cuenta que, quizás no engordaba, pero tampoco adelgazaba y me quedó claro, aunque me decían que podía comer la cantidad que deseara, tampoco era eso realmente cierto.
Es decir, aunque no me gusten nada las dietas hipocalóricas, también debemos tener en cuenta que para perder peso no podemos consumir más energía de la que vamos a utilizar y, si somos sinceros, muchos de los que queremos hacer dieta consumimos más calorías de las que debiéramos.

El problema lo encontramos cuando escuchamos la opinión de diferentes nutricionistas. Por un lado, unos dicen que las frutas, la leche... nos proporcionan demasiados hidratos de carbono y otros nos mencionan que deberíamos hacer el consumo diario de cinco piezas de fruta y verdura. Algunos nos aconsejan comer poca cantidad cada tres horas para mantener de forma activa y constante nuestro metabolismo, el cuerpo gasta energía también mediante el proceso de la digestión. Claro que por otro lado, otros nos dicen que ello obliga a nuestro hígado tener que estar constantemente procesando toxinas, algo que a mi entender también parece lógico.

Así que vuelvo a remontarme a mi experiencia, que debe ser tomada sólo como una opinión personal. En este tipo de dietas también aconsejaban el consumo de fruta media hora antes de la comida.
En teoría, debería tener menos hambre después. En mi caso, parecía que la fruta me abriera el apetito porque media hora después comía tanto o más. Lo mismo me sucedía si dejaba un plazo de tiempo más largo, por ejemplo, una hora o tomaba varias piezas para probar si después me conformaba con un yogur. Además me habituaba a ella y con los días, sentía apetito mucho antes que cuando no tomaba fruta.

Otras dietas lo que nos alientan es el consumo de productos que todos nos dicen: no procesados, naturales, con la menor cocción posible... y el mayor handicap, ecológicos. Al precio mucho más elevado de estos productos le agregamos la dificultad de poder conseguirlos... además del aburrimiento de los que nos sentimos ligados al azúcar, cafeína, pan...

sábado, 21 de enero de 2012

EL PORQUÉ DE UNA DIETA PERSONAL

Si introducimos en un buscador palabras clave como adelgazar podemos encontrar infinidad de dietas de lo más variopintas. Algunas tan fantásticas como irreales como la dieta de los siete días, morirse de hambre siete días para adelgazar 10 kilos... otras monótonas que lo único que comparten en común sea tener un alimento base: la dieta de la piña, la dieta de la manzana, la dieta de la uva, la dieta de la gelatina, etc., etc., etc.

Sin embargo, pocas hacen hincapié en algo muy importante y que en definitiva guarda mucha relación con el metabolismo de cada persona. En nuestra página podrás encontrar diferentes posts en los que definimos lo que es el metabolismo basal, pero en el portal de Terra hemos leído un artículo que creemos valen la pena plantear. El título sería el dieta para cada edad y, aunque aplicable a ambos sexos, guarda mayor lógica en la mujer. Las necesidades energéticas, nutrientes ni hormonales son las mismas para una mujer de 20 años, 30 o 40 años.
En función de las edades el metabolismo se ralentiza, la distribución de la grasa en el cuerpo varía, en nivel hormonal sufre alteraciones... sin olvidar que en etapas como el embarazo, lactancia o menopausia las necesidades nutricionales también son distintas.

Podríamos decir que cada uno tiene su propia gordura y, por tanto, nuestra dieta debería ser personal.
La mujer produce una hormona que mencionamos al hablar de la dieta más indicada durante el embarazo, la progesterona, la cual disminuye el nivel de azúcar en sangre, una de las causas por las que deseemos picar sobre todo dulces.
Por otro lado, el hombre produce testosterona en mayor cantidad, la cual favorece la formación de tejido muscular, lo que le ayuda a quemar más grasas y tiene más facilidad para perder calorías.

¿Más diferencias?
En la adolescencia y un crecimiento muy pronunciado y son precisas cubrir amplias necesidades energéticas, de manera con los alimentos no pueden ser bajos en grasas. Es en esta época cuando se acumula calcio en el esqueleto y también son necesarios aportes de hierro, especialmente las chicas al empezar la menstruación. Será conveniente el consumo de lacteos, carnes rojas y legumbres. Por contra, hay que evitar el consumo de bebidas carbonatadas que disminuyen la absorción del calcio o alimentos que sean calorías vacías, que engorden pero no nutran. presentar deficiencias en su flora intestinal.

Durante el embarazo se requieren aportes mayores de calcio, vitamina A, folato (ácido fólico), etc.
la fuente de energía del feto es la glucosa que la madre le transfiere a través de la placenta. Las proteínas se pasan al feto al final del embarazo. Éste aumento de proteínas emplean el aumento del útero, creciendo las mamas, volumen sanguíneo de la madre y aumento de los tejidos del bebé y placenta.

Hemos leído que después de una comida el cuerpo tarda un tiempo en recuperar las constantes cardiacas, lo que se conoce como estrés alimenticio. La persona mayor tarda cuatro horas en recuperar la normalidad después de una comunidad, el joven sólo dos. Por tanto conviene separar la toma de comidas entre tres o cuatro horas a fin de que el cuerpo tenga tiempo de recuperar su tónica normal.

jueves, 21 de julio de 2011

¿POR QUÉ VOLVEMOS A ENGORDAR?

¿Por qué fallan las dietas? Perder dos o cuatro kilos puede resultar más o menos fácil dependiendo de nuestro organismo pero, ¿por qué es tan difícil mantenerse en el peso?
He intentado realizar una introspección personal y, obviamente es algo subjetivo, me he dado cuenta que me desbordo. Con ello lo que pretendo decir es que si un día no puedo seguir las pautas que me he marcado, a veces simplemente por estar cansada de privarme, como de todo, algo que tampoco creo que sea «pecaminoso», pero en cantidades excesivas, diría yo.
Aseguraría que como mucho más de lo que haría si supiera que no estoy intentando seguir un régimen. Es un acto que no me equivocaría si lo calificara de obsesivo. Siempre que tengo en el pensamiento la idea de que debería hacer algo de bondad, en lugar de disminuir la cantidad, creo que mayor son mis excesos.
Es importante el tiempo verbal, menciono el término debería porque conscientemente sé que tendría que ponerme manos a la obra aunque mi voluntad no esté mucho por la labor.
Y sin embargo, cuando tomo la decisión, las cantidades que ingiero son mucho menores, me quedo harta mucho antes. Una de las razones la conozco, la comida no me resulta tan apetitosa, unas judías verdes sin patatas, me entran con dificultad, por ejemplo.
La otra razón pienso que tiene un componente básicamente sicológico, como el que compra compulsivamente, yo aprovecho mis deslices...
Seguro que en alguna ocasión también habrás pensado ¡mañana no podré hacerlo!, así que no sólo te permites un capricho sino que te dejas llevar por la gula.
A veces me apetecería comer un trozo de helado, chocolate, unas galletas... dulce, calórico, productos refinados... lo peor de lo peor para quien quiere adelgazar. Y lo evito unas horas, unos días... a la mínima ocasión mi cabeza me lo recuerda, y he de luchar contra mis deseos, hasta que encuentro la excusa que necesitaba (tristeza, celebración, etc.) y me resarzo. ¡Un día es un día!
Y para colmo, después de no dejar ni las migajas, son muchas las ocasiones en las que el remordimiento empieza a comer en mí.
Por eso, cuando leo: «Piensa que debe aprender a dominar su deseo por la comida y a comer menos», es inevitable que me siento reflejada.
La comida no es, en absoluto, el verdadero problema. La comida es deliciosa, y nadie debe sentirse privado de la satisfacción que ofrece. Su problema reside en que, al comer compulsivamente, usted -consciente o inconscientemente- usa la comida para dominar su ansiedad, para calmarse cuando se siente con estrés o para reanimarse cuando se siente solo, triste o con temor.
En la lucha entre usar el alimento para controlarse, y tratar desesperadamente limitar su ingestión, usted se olvida del verdadero propósito de la comida. Para usted, el alimento que no tiene nada que ver con el hambre fisiológica.
En verdad, la mayoría de los que comen por ansiedad, rara vez se dan cuenta cuando tienen hambre fisiológica. Las señales que le obligan a comer provienen de cualquier parte menor del estómago... Le vamos a enseñar a legalizar la comida, a entenderse en relación con el deseo de comer, finalmente, a comer a su gusto, sin considerar sus problemas de comida. Le vamos a mostrar cómo puede perder peso se aprende a comer de otra manera. Al final de este proceso sabrá cómo alimentarse cuando su organismo se lo pida: cuándo, con qué y en qué cantidad.

Del dicho al hecho hay un trecho, esperamos encontrar algunas pautas, algunas claves que nos ayuden a bajar de peso.

Queda claro que nuestro próximo objetivo de estudio corresponde al libro LA OBSESIÓN DE COMER, escrito por Jane R. Hirschmann y Carol H. Munter.


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martes, 11 de enero de 2011

UN GUIÑO A LA PREHISTORIA

Hace días que no he querido postear ningún artículo más que nada por mi mala conciencia porque en estas fechas ha sido imposible no dejar de comer esto y aquello y lo de más allá...
En fin, tampoco se trata de que uno no pueda disfrutar de fiestas como la de Navidad y viva atormentado contando calorías. Queremos adelgazar, pero sobre todo ser felices.
Aunque no, felicidad no debe ser sinónimo de comida, pero sí, ¿por qué no permitirnos algunos pequeños deslices que nos endulcen alguna fecha señalada? Ya nos pondremos después manos a la obra.

Vivimos en una sociedad de consumo, rodeados de cosas apetitosas que ponen en jaque a nuestra voluntad, ya que no es fácil vencer la tentación. Pasteles, bombones, helados... dulces que llama nuestra atención. Demasiados azúcares refinados, grasas, etc. coinciden en prácticamente todos los libros de nutrición que he leído.
Supongo que deberíamos mirar atrás para comprobar que nunca ha habido tanto exceso como en nuestros días, supongo que eso es lo que pensó Loren Cordain, autor de LA DIETA PALEOLITICA.
¿En qué consiste esta dieta?
Casi todos los problemas de salud actuales, afirma el doctor Loren Cordain, son la consecuencia directa de lo que comemos… y de lo que no. Autoridad mundial en genética y alimentación del Paleolítico, el autor propone una nueva dieta, contrastada científicamente, basada en aquellos alimentos que consumían nuestros antiguos ancestros: más proteínas (pescado, marisco y ciertas carnes), menos cereales, más frutas y verduras, y una reducción drástica de las grasas saturadas.
En el Paleolítico, afirma Loren Cordain, los seres humanos no padecían diabetes ni hipertensión, no sufrían de obesidad ni tenían alto el colesterol. Sólo mucho después, con el advenimiento de las sociedades agrícolas, empezaron a gestarse los problemas de salud que causan estragos hoy día.

Y yo, no es por llevar la contraria, me pregunto si en el paleolítico los humanos tenían ocasión de ir al médico para controlarse el nivel de azúcar o la tensión. No, creo que por aquella época la medicina todavía era una ciencia desconocida. Y puestos a pensar, creo que sería el hambre una de las causas de mortalidad, dejando aparte al sinfín de depredadores a los que se les haría la boca agua viendo a un saquito de huesos, es decir, la raza animal menos ágil, más torpe... pero con un gran don, la inteligencia.
Y es que el otro día vi un documental muy interesante sobre el cerebro humano y su forma de actuar en situaciones extremas. Era increíble que alguien pudiera sobrevivir a esos límites, y se decía que nuestro cerebro nos enviaba la señal, a través del apetito, de aquello que necesitábamos, de lo que realmente necesitábamos. En un caso una persona se quedó a la deriva y sólo comía lo que podía pescar desde sus flote. Se describía como esa persona de forma instintiva a la hora de comer prefería aquellas vísceras que en otra ocasión a muchos nos repugnaría, siento herir vuestra sensibilidad, se trataba del hígado, los ojos... porque el pescado en sí tendría mucha proteína pero las vitaminas, decían en el documental, básicamente estaban en esas vísceras.
Pero, hablar del paleolítico, ¿no sería acaso también una situación límite?
La dieta paleolítica propone recuperar los alimentos que privilegiaban las sociedades de cazadores-recolectores. Así, a diferencia de otras dietas, nos anima a consumir más proteínas (como las presentes en el pescado o en las carnes magras) y más grasas saludables (como las que aportan los frutos secos) para mejorar nuestro metabolismo y disminuir nuestro apetito.

Francamente, tampoco me parece un menú muy atractivo al menos por lo que puedo leer en wikipedia: «La economía era cazadora-recolectora muy sencilla, con ella conseguían comida, leña y materiales para sus herramientas, ropa o cabañas. La caza era escasamente importante al principio del Paleolítico, predominando la recolección y el carroñeo. A medida que el ser humano progresa física y culturalmente la caza va ganando importancia:
* Los primeros homínidos apenas sabían cazar, especialmente los australopitecos y Homo habilis. Vivían de la recolección de vegetales comestibles (tubérculos, raíces, cortezas y brotes tiernos, frutas y semillas); de capturar pequeños animales (insectos, reptiles, roedores, polluelos, huevos...) y de animales muertos o enfermos que encontraban (carroña, sobre todo)
* Los arcántropos ya cazaban, pero su verdadera base alimenticia siguió siendo la recolección y la carroña o las capturas oportunistas y con trampas. De hecho, los grandes yacimientos de Torralba y Ambrona (provincia de Soria, España),[3] donde los humanos despiezaban enormes elefantes antiguos (de hasta 20 tn de peso), no eran cazaderos, sino lugares de carroñeo.
* Los verdaderos homínidos cazadores son los neandertales y los humanos modernos que, sin embargo, nunca dejaron de comer vegetales, pequeños animales o carroña. La caza casi siempre se hacía por medio de trampas. El Hombre de Neandertal y el hombre moderno también aprendieron a pescar por medio de arpones, redes o anzuelos.

Y ahora, ¡tanta preocupación por la fecha de caducidad! No sé, no sé, creo que prefiero que me sobren unos cuantos kilitos.

Fragmentos extraídos del libro LA DIETA PALEOLÍTICAde Loren Cordain
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En inglés:



jueves, 2 de diciembre de 2010

LA ASIGNATURA PENDIENTE

De nuevo me doy cuenta cuál es mi asignatura pendiente. No es fácil perder kilos, aunque también es cierto que para unos es más complicado que para otros. Sin embargo, después de unos días de asueto mental y alimenticio, vuelvo a darme de bruces con la realidad: el pantalón ya no va tan flojo como antes.
«Desgraciadamente, aunque casi todos los obesos pierden peso de forma relativamente rápida a corto plazo, es raro que esta pérdida se mantenga en el tiempo [...] La inmensa mayoría van ganando peso lenta pero inexorablemente, hasta recuperar el de la situación previa al tratamiento o en algunos casos, superándolo. Existen potentes factores no bien comprendidos que tienden a inducir la recuperación del peso perdido», no me queda más remedio que estar de acuerdo con esta aseveración, aunque quizás le quitaría el término obeso para convertirlo en algo más generalizado.
En el mismo artículo se mencionaba otros puntos interesantes:
☻ La combinación de ejercicio físico de restricción calórica es más efectiva que cualquiera de ambos por separado. Aunque la adición de ejercicio la dieta incrementa poco la pérdida de peso las primeras fases, parece que es el componente el tratamiento que más como el mantenimiento de la reducción de peso en el tiempo.
☻ La modificación de la conducta desempeña un papel importante en el tratamiento de la obesidad. Con y ya se pretende ayudar al obeso a cambiar su actitud frente a la comida y sus hábitos alimentarios y de actividad física, así como, tierras consecuencias que se producen después de una transgresión dietética. El apoyo psicológico o psiquiátrico puede ser necesario cuando existan alteraciones importantes de la personalidad o cuadro ansioso-depresivos relevantes.

Recuerdo que al principio me preguntaba cuál era la mejor época para empezar una dieta. Tal vez debiera cambiar el término empezar o, mejor aún, no hablar de dieta sino de hábitos saludables que deben mantenerse de forma constante si no queremos que nuestro peso fluctúe como yoyo, arriba y abajo.
Personalmente me resulta mucho más fácil seguir mis propios consejos cuando hace calor, con el frío apetecen cosas más contundentes, me refiero con más energía, y anímicamente, hablo sólo en primera persona, tengo muy pocas ganas de seguir una dieta estricta y privarme de ciertos caprichos.
Si tuviera que dar un consejo para mantener el peso e incluso adelgazar sería básicamente el de cenar de forma liviana. Creo que lo que mejor resultado me ha dado ha sido cenar una buena y variada ensalada: lechuga, escarola, espárragos... todo lo que venga de gusto. ¿Sólo? Si se trata de perder peso, si evitamos las grasas, mejor, pero por qué no acompañarlo con algún yogur, alguna fruta...
Yo era de la opinión de que la lechuga era indigesta por la noche, no sólo porque lo hubiera podido comentar sino porque lo había experimentado. Personas con hernias de hiato me habían dicho que el médico les indicaba que si comían lechuga la masticaran mucho, muchísimo. Supongo que toda la verdura cruda, con alta dosis de fibra, nos cuesta más digerir.
Algunos mediodías que he comido pescado junto con lechuga, en lugar de sentirme ligera, mi  digestión se volvía pesada.
Y sin embargo eso no me sucedía por la noche... eso sí, sino la combinada con otros alimentos que en definitiva tenían proteínas y grasas. Quizá sólo sea coincidencia... o quizás no, os recuerdo lo que explicamos sobre el FUNCIONAMIENTO DE LA DIGESTIÓN:
los almidones y azúcares se van mezclando con el ácido clorhídrico del contenido estomacal, su digestión se para hasta que salen del estómago. Pero eso todavía no ha ocurrido, y cuanta más proteína hayamos ingerido junto con los almidones, más ácidos serán los jugos gástricos y menos activas estarán las amilasas sobre ellos. La digestión en el estómago puede durar varias horas y la temperatura pasa de los 40º, por lo que a veces los azúcares y almidones a medio digerir fermentan dando lugar a los conocidos gases que se expulsan por la boca o pasan al intestino.

jueves, 11 de noviembre de 2010

LA CULTURA DEL BIENESTAR

¿Por qué yo?
El otro día hablando con una amiga me preguntó medio extrañada si había empezado una página sobre cómo perder peso.
¿por qué se extrañaba? No hace falta estar delgado para poder explicar o, mejor dicho, compartir mi experiencia y mis averiguaciones. Es más, creo que nadie puede entender la angustia, decepción, estrés... que causa una dieta que el que la realiza.
Alguien que sólo necesita perder un par de kilos quizás no entienda el porqué se buscan soluciones que nos permitan perder esos kilos rebeldes. El problema es que muchas de las soluciones que nos venden no son siempre tan reales como intentan pintar y, lo siento, ya sé que es duro, debemos poner mucho de nuestra parte. Muchísimo.
Tal vez antes de empezar, además de una una dosis de mentalización como ya dije en su día, quizás convenga trazar una meta. Eso sí, una meta que sea lógica y real.
Pondré un ejemplo que nada tiene que ver con la figura. Cuando yo tuve mi accidente, coincidí con una compañera que aseguraba que ella un día andaría. Quizás sí, quizás algún día tengamos esa suerte, eso desearía yo también... pero es a lo que me refiero con una meta lógica y real, el batacazo final puede ser peor si nos marcamos un final imposible.
Mi cuerpo es como es, he nacido con una constitución y por muchos kilos que pierda no va a cambiar.
Con la dieta no sólo buscamos vernos mejor sino sentirnos mejor. Anímicamente, ver y sentirse van íntimamente ligados ya que si te ves bien, es fácil que también te sientas bien.
Pero vamos más allá, sentirse bien no sólo a nivel estético sino en cuanto a salud.
Es cierto que también los delgados pueden tener (y tienen) colesterol elevado, diabetes, hipertensión... pero el sobrepeso nos aumenta mucho la posibilidad de que padezcamos éstas y otras enfermedades.
Uno puede estar relativamente grueso y tener sin embargo unos niveles más óptimos que una persona delgada. Tal vez no se trataría tanto de ADELGAZAR SIN SUFRIR como prefijar la idea de mantener una dieta correcta y equilibrada para tener así un cuerpo saludable.
Podría recurrir al tópico «de algo se ha de morir», aunque, por favor, no nos engañemos. Por mucho que nos pese, es cierto que no somos eternos, de algo vamos a morir, seguro. Sin embargo, no sólo se trata de morir sino de todo lo que conllevan estas enfermedades ya que las secuelas no son siempre la muerte: Quedarse ciego, hemiplejías... Personalmente creo en el destino, aunque también creo que no debemos ayudarle.
Debemos predicar la cultura del bienestar.

sábado, 25 de septiembre de 2010

LA RELATIVIDAD DEL PESO

El otro día estuvimos hablando del índice de masa corporal, el baremo extendido actualmente para calcular nuestro grado de sobrepeso.
¿Hasta qué punto puede ser fiable u obsesivo el peso que nos marca la báscula?
Ya comenté que uno de mis problemas es la dificultad de poder pesarme ya que debo hacerlo con mi silla de ruedas y deben, por tanto, ser básculas especiales o, digamos, industriales.
Uno de los pocos lugares donde puedo hacerlo es en el Instituto Guttmann, centro especializado para lesionados medulares.
Empecé por el mes de junio, a finales, un día antes de la festividad de San Juan y han transcurrido aproximadamente dos meses. El peso inicial lo desconocía, calculaba por orientación que rondaría entre los 97 y los 100 kilos.
Claro que el cálculo en mi caso es simplemente orientativo ya que nunca puedo hacerlo a la misma hora, voy vestida y calzada... y va incluido el peso de la silla y el cojín antiescaras.
Me pesé en la báscula que tienen en la primera planta y el resultado fue de 96,3 kg, aunque ya la persona que estaba delante mío parecía no estar conforme con el peso que marcaba. En fin, debía tomármelo como un punto de partida.
Sin embargo, aproveché para ir al gimnasio ya que quería realizar una consulta a un fisioterapeuta. También allí tenían una báscula y, dado que no me quedaba más remedio que esperar, volví a pesarme. El resultado fue de 94,5 kg.
Ya podéis imaginar la alegría que me dio, en tan sólo cinco minutos, había perdido casi dos kilos... ¡Ojalá todos los perdiera tan rápido!
¿Hasta qué punto es tan importante el peso de una báscula? No sé, ahora lo pongo un poco en duda.
Otro ejemplo fue el resultado que obtuvo una de las colaboradoras que se emiten en España. Después de, creo, dos meses su peso había disminuido en cinco kilos, sin embargo, el diámetro de su pierna, barriga... había descendido de una manera considerable. No sólo es cuestión de perder kilos, se trata también de modificar volumen y en su caso fue debido al apoyo de un entrenador personal.
No todos podemos permitirnos contar con un entrenador personal ni podemos realizar el ejercicio que quisiéramos o debiéramos, ¿verdad?
Todo el ejercicio que podamos realizar será bueno, nos ayudará a mantener activa nuestras articulaciones y mejorar nuestra circulación evitando por tanto acumulación de líquidos.
Por otro lado, la báscula debe servirnos sólo de orientación no como revulsivo o estimulante porque en algún momento puede volverse en contra nuestra.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

SOCIEDAD DE CONTRASTES

Estos días se comentaba en distintos medios de comunicación que todavía no se había llegado a la homologación de tallas tal como se había acordado hace un año.
Es frustrante ir a una tienda y que la talla más grande sólo te entre por una pierna, entiendo y creo que el mercado de la moda debería tener una visión real de lo que sucede en nuestro entorno, a no ser, ésa es una sensación que tuve un día, que determinadas marcas deseen que su ropa la puede llevar exclusivamente determinados cuerpos, por no decir determinadas personas.
Quizás debiera reivindicar las tallas grandes pero hoy no lo haré.
Después de haberme informado para escribir un artículo, me di cuenta que vivimos en un mundo un tanto ilógico y de contrastes.
Por un lado son muchos los que echan la culpa a la moda como instigadora de enfermedades tan peligrosas como la anorexia y la bulimia.
Personalmente no creo que pueda culparse a nada ni nadie ya que en realidad es una decisión que adopta cada persona, podemos decir que presionada por la sociedad  y los actuales conceptos de belleza, cultivo al cuerpo e importancia de la apariencia, pero al fin y al cabo una decisión tan personal como podría ser la de fumar.
Este tema, sin embargo, creo que se merece por su gravedad e importancia un artículo más extenso y desarrollado, así que queda pendiente.
Pero como he dicho antes me parece que vivimos en un mundo de contrastes, ¿por qué lo digo?
En diferentes publicaciones he podido leer conclusiones similares: Actualmente en España se dispone de datos epidemiológicos sobre prevalencia del obesidad, obtenidos de diferentes estudios realizados en las Comunidades Autónomas del País Vasco, Madrid, Valencia y Cataluña.
La prevalencia de la obesidad es de 13,4% distribuyéndose 11,5% en varones y en un 15,2% mujeres. El sobrepeso afecta al 19,3% de la población, distribuyéndose en un 23,3% en varones y en un 15,3% en mujeres. 
El 41,9% de la población presenta un peso normal. La prevalencia del obesidad aumenta progresivamente con la edad. A menor nivel socioeconómico y cultural, la prevalencia del obesidad es mayor [...] La obesidad infantil es un creciente problema de salud en los países occidentales, que también se está produciendo en España.

Algo no marcha bien cuando la Organización Mundial de la Salud habla de ella como una epidemia global.
Y también debemos ser conscientes que el sobrepeso y la obesidad tienen también graves consecuencias sobre nuestra salud, así que es un tema que tampoco debemos descuidar.
El cómo hacerlo, es obvio, no es fácil, somos todos conscientes. Aquí se intenta dar alguna pincelada, pero si siempre es recomendable acudir a un profesional, mucho más en el caso de tener obesidad.
La siguiente pregunta que podemos formularnos sería saber cuál es la diferencia o el límite entre obesidad y el sobrepeso.
De eso hablaremos el próximo día.

sábado, 11 de septiembre de 2010

UN COMENTARIO A TIEMPO

Hoy me siento en la obligación y quiero aprovechar para daros las gracias a todos los que habéis dejado algún comentario.
Y no lo digo por ser cortés y quedar bien, sino porque, seguramente sin pretenderlo, me habéis aportado el ánimo y las fuerzas necesarias para continuar con este blog.
Quizás parezca y suene un poco exagerada pero no es así, en más de una ocasión me he preguntado si valía la pena, y vosotros me habéis dado la respuesta. 
Me recuerda a cualquier plan de adelgazamiento, siempre se pasa por alguno de esos momentos en los que uno abandonaría todo... es entonces cuando un empujoncito es imprescindible. Un simple «te veo más delgada/o» puede darnos alas para no tirar la toalla y en este caso han sido vuestras palabras las que me han ayudado a darme cuenta que quizás voy por el buen camino.
No soy médico, lo he dejado claro en muchas ocasiones, aunque sí tengo algunas nociones por los estudios cursados, que aunque con los años las neuronas se pierden y no recuerdo ya ni un tercio de lo que aprendí , me permiten tener una cierta orientación para saber un poco por dónde indagar, y una gran profesora, la propia experiencia.
Es obvio que no a todos nos van bien ni nos gustan las mismas cosas. El placebo también juega una baza importante aunque, ¡bienvenida, si lo hace a nuestro favor! Sin embargo, si bien es cierto que jamás seremos categóricos con productos o sustancias que no hayamos probado y no sepamos de estudios certeros que lo contraindiquen, sí pondremos en cuarentena, no porque vayan a ser perjudiciales sino porque su efectividad sea más que cuestionada.
Y hago hincapié sobre este tema porque en algún momento he tenido la sensación de que, más que escéptica, llevaba la contra por norma. He dejado algún artículo sin finalizar por esta razón, pero creo, y gracias a vuestros comentarios, que si muchas voces los ensalzan, a menudo por repetir textualmente lo que dicen otros, en ADELGAZAR SIN SUFRIR los pondremos al menos en duda, lógicamente, siempre que esa duda sea razonable.
No soy muy partidaria del uso de ciertas sustancias porque más importante que adelgazar es mantenerse, así que deberemos amoldar nuestra dieta y nuestro mundo a hábitos más saludables.
Imaginemos que ingerimos una pastilla para evitar la absorción de grasas. Quizás su uso esporádico podría resultar útil, por ejemplo, en una celebración siempre cometemos excesos, no hablo de calorías, hablo de grasas: patatas fritas, pastel de nata... ¡HUMMM!
Pero no podemos asimilar dieta a pastilla, porque es fácil que acabemos volviéndonos unos obsesos: no comer, si no hay pastilla. Además, la grasa no sólo aporta energía al cuerpo sino que con ella también consumimos ciertas vitaminas, de manera que como todo en esta vida, sin excesos y en su justa medida.
Además, no sólo nos engordan las grasas, el ejemplo puede estar en ese refresco de cola que todos conocemos, Coca-Cola, las grasas son insignificantes pero adelgazar, no adelgaza...las calorías se desbordan y no por la grasa, así que en este caso la efectividad por ejemplo del xenical sería nula. Deberíamos entonces buscar una solución para eliminar o evitar la absorción de hidratos de carbono (azúcares), tomando otra pastilla contra ellos... y quién sabe si después no sería para las proteínas... para eso es mejor comer sólo una pastilla con el aporte necesario ingredientes. ¿Qué tal suena? ¡Horrible!

miércoles, 21 de julio de 2010

ALGUNOS CONSEJOS

Últimamente suelo echar un vistazo en páginas que tratan temas sobre adelgazamiento. Cuando empecé a escribir esta página mi idea era que ADELGAZAR SIN SUFRIR me sirviera de diario, no tanto para apuntar las calorías ni los alimentos consumidos en cada comida, uno de los consejos más habituales que he podido leer esto días por Internet, sino para plasmar mis averiguaciones, mis deducciones... que fuera un acompañante en el este largo camino.
En alguna ocasión me había apuntado todo lo que había comido y calculaba las calorías que había ingerido. Pero es muy fácil dejarte algo sin apuntar, no puedes estar pegado a una agenda, si tomas una aceituna, por ejemplo, quizás te olvidas de apuntarla, quizás no sabes calcular el número de calorías... y lo que en parte resulta divertido y te involucra también en esa lucha con los kilos, termina en definitiva por atarnos. ¿Por qué entre los consejos que se suelen dar para adelgazar está casi siempre ese control? Si eres constante y metódico podrás darte cuenta de la cantidad de calorías que consumías o consumes sin ser a menudo consciente de ello. Es más, cuando la lista diaria es larga, quizás te canses y te plantees consumir menos alimentos... aunque cabe la posibilidad de que dejes la mitad sin apuntar o la agenda abandonada.
Además, esto que podría ser válido para una dieta hipocalórica pierde hasta cierto punto el sentido en otras dietas en lo que se limita no tanto en las calorías como la combinación de alimentos.

Sin embargo, este consejo e inofensivo, que sí puede resultar útil a muchas personas nada tiene que ver con otros, que resultaban chocantes, alarmantes...
¿Perder peso tomando cerveza? «Así pues, adelgazar es terriblemente sencillo. Basta con beber cerveza bien helada, en grandes cantidades, y dejemos a la termodinámica hacer el resto», se explicaba en un artículo.
Éste es sólo un ejemplo. No sé si el artículo era en broma o en serio o... pero además de un buen dolor de garganta, poco más conseguiréis. Mi consejo para el que le suene bien eso de la termodinámica, gastar calorías a base de que el cuerpo tenga que cambiar la temperatura de 0° de nuestra bebida a los 37° corporales, probadlo primero con agua, que no tiene calorías ni nos saca barriga.
¿Y qué tal sobre el consejo de no comer carbohidratos de noche? El otro día ya hablé sobre el respecto, debemos entender que no todos son iguales. Si hablamos de harina, fécula (patata, pan, pasta, etc.) personalmente considero que tiene cierta lógica. Este tipo de hidratos de carbono o azúcares nos proporciona gran cantidad de energía, energía que podemos utilizar a lo largo del día al realizar ejercicio de nuestra vida diaria. De noche, sin embargo, nuestra actividad es mucho inferior y si no es consumida se transforma en grasa.
Desde ese punto de vista es lógico pensar que no conviene tomar hidratos de carbono pero, ¿por qué no comer una manzana, una lechuga...? Éstos también contienen azúcares.

sábado, 17 de julio de 2010

HABLANDO DE MITOS

Os recuerdo que este blog no es un manual ni ejemplo de nada, intento sólo compartir mi propia experiencia y recopilar aquellas informaciones que creo puedan resultar interesante a otras personas.
Nuestra primera consulta debería ser siempre con nuestro médico y descartar enfermedades o carencias importantes a tener en cuenta.
Dicho esto, prosigo ahora.
A través de una red pude leer alguno de los mitos que rodean la obesidad o, quizá sería mejor decir, el sobrepeso. Entre uno de ellos mencionaban que comer hidratos de carbono por la noche engorda. Podría decirse que en estos días me he hinchado a hidratos de carbono todas las noches y no creo que me haya acordado. Claro que el término de hidratos de carbono es tan amplio que puede crear confusión. La pasta, el pan, las patatas, garbanzos... tienen azúcares, pero también la fruta y la verdura. Obviamente, si revisamos las calorías de unos alimentos y otros las diferencias son abismales. Así que «ese mito» como se especificaba en la red, podría ser cierto o falso.
En mi caso, he intentado en la cena comer a mi gusto y la cantidad que deseo hasta sentirme plenamente satisfecha, jugando con mezcla de colores: lechuga, tomate, pepinillos en vinagre, escarola, zanahoria, espárragos, cebolleta o cebolla en vinagre, guisantes... una menestra rápida de preparar en la que podremos agregar todas aquellas hortalizas que tengamos a mano.
Podríamos añadir un nuevo duro, atún... aunque prefiero terminar con fruta o un yogur.
¿Por qué? Podría decirse que para intentar ingerir la menor cantidad posible de calorías aunque también basándome en lo descrito en el artículo sobre la digestión.
He comprobado que desde que lo hago no me noto tan pesada por la noche.
Os recuerdo que en dicho artículo se especificaba que los hidratos empieza la digestión en la boca pero no en el estómago, ahí se digieren las proteínas. Comeríamos cosas ligeras, con la menor cantidad de grasas posibles y no demasiadas proteínas para evitar que fermente la comida dentro del estómago. Por un lado, comemos menos calorías, correcto para una dieta hipocalórica. Por otro lado, corresponderían a hidratos de carbono de índice glucémico bajo, tal como conseja la dieta montignac.

domingo, 11 de julio de 2010

SUPRESOR DEL APETITO PARA ADELGAZAR

Ayer estuve probando una nueva página y me sirvió para conocer todo lo que se comenta sobre el tema de adelgazar últimamente en cierta redes sociales.
Uno de los enlaces que más atrajo mi atención era sobre un artículo publicado con fecha 9 julio 2010 en la página de Salud y Bienestar, bajo el título: Caralluma Burn, supresor del apetito para adelgazar .
Recojo alguno de los fragmentos más interesantes que allí aparecen: «Ahora existe una nueva manera totalmente natural para ayudarte a disminuir tu apetencia... Este nuevo producto contiene un nuevo e innovador ingrediente que los estudios clínicos sugieren que favorece la disminución de las ansias de comer... Es una moderna fórmula desarrollada sin cafeína y que no produce inquietud ni nerviosismo».

No lo conozco, la verdad, no puedo ni quiero discutir si es o no efectiva la planta india que se usa como ingrediente principal: Caralluma fimbriata. Aunque lo digo abiertamente, sí soy renuente a tomar pastillas, pues además de estos productos naturales incluyen otros excipientes que desconozco.
Y, francamente, me alarma la publicidad que a menudo hacemos -me incluyo yo también- de ciertos productos por Internet, vendiendo sus cualidades y dejando de lado ciertos aspectos, digamos, menos bonitos, quizá sólo por una pequeña comisión.
Y me alarma, no por la promoción en sí sino por la facilidad con la que cualquiera puede comprar a través de la red ciertos productos que no siempre cumplen unos mínimos de seguridad.
No quiero decir que éste sea el caso de Caralluma Burn, sin embargo, ¿es realmente efectivo? No lo he experimentado en primera persona, así que como siempre serán bienvenidos los comentarios de quien sí lo haya probado. En el próximo artículo hablaré concretamente de las averiguaciones que he hecho de la planta pero prefiero ahora hacer hincapié en otros puntos, que son los que me ha motivado a escribir este artículo.
Mi intención es fundamentalmente prevenir a todos los que usan Internet como su farmacia particular. Refiriéndome particularmente al producto de Caralluma Burn, me parece significativo que en sus términos de servicio podamos leer:
This information has not been evaluated by the US Food and Drug Administration (FAD) , nor has it gone through the rigorous double-blind studies required before a particular product can be deemed truly beneficial or potentially dangerous and prescribed in the treatment of any condition or disease...
Más o menos la traducción sería la siguiente (perdón por mi pésimo inglés): Esta información no ha sido evaluada por la Food and Drug Administration de EE.UU., ni ha pasado por los estudios riguroso estudio doble ciego antes de que un determinado producto pueda considerarse realmente beneficioso o potencialmente peligrosos y prescribirse en el tratamiento de alguna condición o enfermedad.

La duda que me suscita ahora es saber cuáles son esos estudios clínicos que mencionaba Salud y Bienestar y que, sin embargo, no se recoge en esos términos del producto que, digámoslo así, publicitaban. Es cierto que sí he encontrado unos estudios realizados en el 2006, claro que entonces, de novedosa e innovadora la base del producto tendría poco, pues hace ya cuatro años se comentaba la efectividad de esta planta. En fin, son sólo comentarios personales, aunque sin gran importancia.

No se trata sólo de no gastar 100 $ sino lo que quería plasmar en este artículo es que está en juego nuestra salud para probar cosas sin consultarlo antes con el médico.
Incluso productos que podemos considerar inocuos, no conviene tomarlos a la ligera. Pondré el ejemplo del Plantaben©, cutícula de semillas de plantago ovata, pura fibra, y que entre otras funciones en el prospecto se señala que tomada antes de comidas principales resulta útil al provocar una sensación de saciedad. Sin embargo, conviene saber que, cuando se realiza el tratamiento, se ha de beber gran cantidad de agua ya que puede provocar un empaquetamiento de heces y favorecer en algunos casos que pueda causar una obstrucción intestinal. Además, la fibra soluble adsorbe sustancias orgánicas, inorgánicas y minerales por lo que no conviene exceder en la dosis, especialmente en mujeres embarazadas, para evitar que pueda existir una eliminación excesiva de esas sustancias. Todo aparece explicado en el prospecto.
Con frecuencia creemos que por ser productos naturales no ocasionan ningún daño. También lo son algunas setas y, sin embargo, algunas son mortales.
Sobre todo, ése es mi consejo, precaución.

jueves, 8 de julio de 2010

PONER FRENO A TIEMPO

Aunque no he podido pesarme tengo la sensación de haber perdido kilos. No una barbaridad, ya que en mi caso tengo la dificultad de no poder practicar ningún ejercicio, pero diría que sí un par de kilos.
Es cierto que esta vez me lo he tomado en serio e intento consumir la menor cantidad de grasas posibles y, sobre todo, no pruebo el pan ni las patatas.
Digamos que muchos nutricionistas seguro me dirían que en una cantidad pesada sí podría hacerlo. Ya comenté anteriormente que mi guía primordial es la dieta Montignac y, aunque en absoluto estoy de acuerdo con que las patatas son un manjar para los cerdos, algo que leí en uno de sus libros y que me pareció una total aberración, repito, aunque no estoy de acuerdo con esto, prefiero inclinarme por productos que contienen fibra y que además lo permiten en la dieta Montignac.
Durante esta primera época, coincidiendo encima con el calor del estío, aprovecho para saborear todos los productos de temporada, comidas fáciles de preparar y con muy pocas calorías.
En uno de los artículos primeros que escribí sobre cuál era la mejor época para hacer dieta, dejaba entrever que todas son buenas o, mejor dicho, todas son malas porque en todas debemos limitar y privarnos de ciertos caprichos.
Particularmente me doy cuenta que con el frío tengo más sensación de hambre, tengo sobre todo mayor ansieda: me apetece masticar, tomar algo calentito... Veía que si en una telenovela o algún otro programa tomaban algo dulce, ¡qué envidia me daba! Sin embargo, con estos calores no tengo esa sensación, me apetece algo fresquito, no notar el estómago reventando... O quizás también se deba a una mayor mentalización. Durante mucho tiempo no tenía ganas de hacer dieta. Ésa era mi realidad, sabía que comía demasiado y alimentos que no debería consumir diariamente... Y sabía que no lo hacía bien, por eso cada noche, antes de acostarme, hacía propósitos de enmienda. Y a menudo me comportaba en el desayuno pero en el almuerzo, no se me olvidaban esos propósitos, simplemente no quería ni tenía ganas de no comer lo que me apeteciera.
No considero que pueda decirse que coma en exceso pero debo tener en cuenta que no me muevo y eso es un handicap.
Por eso, si tú eres una persona que has engordado quizás en un año 10 kilos, mi consejo es que pongas freno. Coger kilos es muy fácil. Perderlos, no.
Además con el tiempo puede convertirse en un círculo vicioso. Si engordas 10 kilos un año por la causa que sea y no intentas poner remedio, quizás al siguiente engordes otros 10 o 15... Lo único que conseguimos con ello es sobrecargar nuestro cuerpo, nuestra espalda, nuestras piernas... y seguro que cada vez se nos vuelva más pesado tener que movernos y hacer ejercicio. Se entra entonces en esa espiral en la que uno come como siempre pero se mueve menos, y se engorda cada vez más. Y cuánto más se engorda, más le cuesta moverse...
Obviamente, no me refiero a esos cinco o seis o 10 kilos que no hay manera de poder bajarlos. Me refiero más concretamente a aquellos casos que sin control pueden terminar en una obesidad mórbida.
Y cualquiera puede caer en ello, nadie es inmune, aunque es cierto que el metabolismo de cada uno es diferente. Pero no sería la primera vez que una persona como consecuencia de un accidente en el que le escayolen una o las dos piernas y le obligue a permanecer sentado o postrado en una cama, durante un embarazo o la lactancia, un estado de ansiedad provocado por problemas en el trabajo, nuestra vida familiar o 1000 causas más... empiece a engordar cada vez más.
Sería interesante pensar que cuando uno coge peso es por algo. Para conocer ese «algo» tenemos que ser sinceros con nosotros mismos, porque una vez entramos dentro del espiral es difícil, muy difícil salir de ahí.
Es cierto que cada vez la medicina avanza más y existen ciertas técnicas, algunas entrañan más riesgos que otras, pero en todas nuestra cooperación será imprescindible.

miércoles, 30 de junio de 2010

COMER CON MODERACIÓN

Al empezar tenía claro que en San Juan caería. Era algo asumido, no pensaba prohibirme de nada.
Mi idea era contrarrestar, ¿cómo hacerlo?
Al día siguiente intenté ser lo más estricta posible, no cometer excesos y cenar lo más ligero posible, preferiblemente algo de fruta, un yogur... algo liviano.
Cuando yo hablo de estricta, no me refiero a saltarme comidas sino a consumir alimentos menos grasos y con un índice glucémico bajo... De este último concepto, hablaremos dentro de poco.
Quizás llegado este punto, comienza a ser importante que diga cuál va a ser la dieta que tomo como patrón: la dieta Montignac.
Seguro que para todos los aficionados y seguidores de todo tipo de dietas, ese nombre no os venga de nuevo, es conocida desde hace ya tiempo, pero me parece muy interesante ya que aporta algunos conceptos compartidos entre el colectivo médico, tales como índice glucémico, y algunas ventajas como no tener que pesar los alimentos.
De todas maneras continuaremos en nuestra línea de comentar productos, libros y otras dietas... todo lo relacionado con la pérdida de peso, procurando ser lo más objetivos posibles y con nuestras limitaciones personales.
¿Y por qué Montignac? Básicamente por su coherencia, poco discrepa con otros regímenes mucho más severos y cansinos. Pero además cuenta con la ventaja de degustar alimentos que en aquéllos no se pueden ni oler, aunque siempre con moderación.
Con moderación, ¿por qué lo digo? Una de las alegrías que me supuso leer uno de los primeros libros de este autor fue el saber que podía comer la cantidad que quería... al menos eso aparecía en el primer libro que leí.
¿La realidad? Debemos ser moderados. En una de mis tentativas seguí el ejemplo de comer almendras. Frutos secos, muy saludables -seguro que hablaremos otro día de ellas-, pero tan viciosas que me costaba parar de comer una tras otra... pero, en fin, en teoría, ya lo explicaremos más adelante, podían mezclarse y comerse con todo: ...
Claro que con abusos tampoco se puede adelgazar. Quizás 8 o 10 estarían bien, más cantidad, por poner un límite, sería contraproducente para el éxito de nuestro esfuerzo. Lo mismo puedo trasladarlo al chocolate negro, debe ser de cantidad superior al 70% de cacao, pero muy normal no parece poder comer una tableta entera.
Por tanto, es una verdad a medias, no hace falta esclavizarse a la báscula pero debemos pensar que convendrá comer proporciones razonables, disminuir poco a poco la cantidad que ingeríamos normalmente, siendo aconsejable quedarnos siempre con una ligera sensación de hambre.

lunes, 21 de junio de 2010

GALLETAS DEVORAGRASAS

En un folleto del supermercado me encontré unas galletas: las devoragrasas de Biocentury, así que he visitado la página web de esta empresa.
Además de mostrarnos sus productos, los cuales en fotografías tienen un aspecto apetitoso, tienen algunas secciones interesantes y que recomendaría visitar.
Hoy en concreto quería mencionar esas galletas. ¿Has probado esas galletas devoragrasas? ¿Son realmente eficaces? Tengo ciertos reparos, lo reconozco. 
Así las describen: «Con fibras de efecto bífidus. Obtenida a partir del extracto de Camelia Sinensis (té verde), que ayuda a quemar grasa corporal y controlar tu peso. Su ingrediente principal cuenta en su composición con polifenoles y cafeína que contribuyen a aumentar la cantidad de calor que generan las células, incrementando así el gasto energético.
Ocho galletas al día te ayudan a controlar tu peso, estimular la degradación de los lípidos, contribuir a la oxidación de las grasas.»

 
Si realmente fueran tan devoradoras --cuando digo esa palabra siempre me viene a la cabeza la imagen de una galleta carnívora presiona--, deberíamos poder comer normal y adelgazar. En caso contrario, quizás servirían tan sólo como saciantes o una función similar.
Hace un tiempo tomé unas carísimas pastillas después de consultar a mi médico. El nombre comercial es el de Xenical© aunque hay en el mercado otros productos similares. ¿Son recomendables? Mi médico ya sabía que yo me las tomaría con prudencia, su función era la de juntarse a la grasa y eliminarla por el intestino. Ése era uno de los contratiempos que podía ocasionar, si nuestra dieta es alta en grasas, a través de las heces se eliminaba un aceite que en algunos casos podría ser un inconveniente. Sin embargo, eso no sucede si nuestra dieta es relativamente saludable pues, aunque consumamos un número mayor de calorías de lo preciso, se entiende que nuestro problema quizás no viene de un excesivo consumo de grasas.
En todos los casos no podemos olvidar que el hecho de impedir absorber las grasas lleva consigo que tampoco se absorban las vitaminas liposolubles, entre las que nos encontramos la vitamina A, D, E, K, fundamentales para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
También hace ya algún tiempo que surgió la moda de hablar de alimentos quemagrasas. Una de las ideas que me pareció más clarificadora era la que lo resumía en aquellos alimentos de pocas calorías y que digerirlos suponía a nuestro cuerpo un gasto mayor de calorías que lo que él aportaba. Visto así parece una opción interesante comer muchas veces al día, preferiblemente en cantidades pequeñas y productos bajos en calorías.
Quizás mis preguntas serían: ¿cuánta energía consume el organismo en realizar una digestión? ¿Podría suponer un sacrificio para nuestro estómago?

sábado, 19 de junio de 2010

EL REVULSIVO

Cuando empecé esta página tenía claro que mi objetivo era adelgazar. Sin embargo, han pasado los meses y mi voluntad ha flaqueado día tras día por una simple razón: no tenía ganas de hacer dieta.
Volvemos al punto de inicio, necesitamos una motivación, algo donde pueda agarrarse nuestra voluntad para no sucumbir en muestra «conquista». Quizás sea eso a lo que algunos autores se refieren cuando nos instan a visionar mentalmente la figura que deseamos conseguir. Yo lo hice, me fijé en la imagen de una fotografía. Y, aunque no fue la única causa, debo admitir que más que ayudarme me desanimaba porque sabía que jamás podría volver a ser aquélla de la foto, ya no sólo en el plano estético.
Comencé ayer a tomármelo algo en serio. ¿Y por qué? Porque la cremallera del pantalón ya no subía. Hasta cierto punto, algo absurdo, aunque lo suficiente para servir de revulsivo para darme cuenta que no podía seguir por el mismo camino.
Claro que no quiero cantar victoria, visto lo hecho hasta ahora, no debo.
Además dentro de un par de días se celebrará la verbena de San Juan y ya tenemos la coca preparada. Y tampoco me olvido de helado de nata y chocolate que tenemos en el congelador... Se me hace la boca agua con sólo pensarlo.
He ido a empezar en los días menos propicios pero, en fin, espero a partir de ahora compartir con vosotros mi experiencia y consejos que hasta ahora no me parecía lógico hacerlo. Eso será la señal de que sigo mi lucha contra los kilos.
Aunque ello no signifique que de vez en cuando dé un capricho a mi paladar.

domingo, 17 de enero de 2010

17 ENERO 2010

Lo siento, lo siento... o, mejor dicho, no lo siento, todavía estoy saboreando los restos de galleta y el café con leche que me he tomado.
Miro por la ventana y veo la niebla, y podía haberme controlado, pero no he querido, me apetecía tomar algo dulce que endulzara mi vida. Es extraño, por ahora no siento ningún remordimiento. Mejor. ¿Por qué apenarse por algo que no tiene solución y que además también nos ha alegrado un rato el paladar?
Adelgazar sin sufrir es nuestro deseo y nuestro objetivo pero fácil no será... ¿y posible? No tiraremos ya la toalla.
Aunque debo reconocer que hoy me he sobrepasado, no sé si algún cambio hormonal me provoca este apetito, suele sucederme antes de la menstruación... bueno, no siempre porque entonces no pararía de menstruar, pero sin duda alguna, las mujeres contamos todavía con mayor desventaja pues esos cambios hormonales no nos ayudan en absoluto. Retener líquidos, mayor dificultad para evacuar... seguramente muchas mujeres se sentirán reflejadas también con estos síntomas, ¿no sueles notar una cierta hinchazón? Cada persona somos diferentes pero suelen ser síntomas habituales.
En fin, he vuelto a cometer el mismo pecado de siempre, ya que me he excedido con esa galleta, no puedo considerarlo como un día de dieta así que tampoco me privo del pan y de otros embutidos que de otra manera no tomaría.
Y de nuevo vuelvo a repetir: «mañana, mañana empiezo».

11 ENERO 2010

Hoy es día 11 enero y por tanto llevo 10 días haciendo dieta. La verdad es que ayer estuve a punto de saltármela. Tenía frío, estaba aburrida y no me apetecía pensar lo que podía o debía comer. Al final pude controlar esa cierta apatía que es la causante a menudo de que me plantee si vale la pena tanto sacrificio, ¿por qué no darme un capricho? Aunque también es cierto que tras disfrutar ese placentero desliz me nace el remordimiento de haber hecho algo incorrecto. En definitiva, que en vez de relamerme me entra una amargura que desmejora aún más mi ánimo.
Uno de mis mayores handicaps que hasta ahora no he mencionado es que voy en silla de ruedas y, además de jugar con la desventaja de no poder realizar ningún ejercicio físico, también tengo grandes dificultades para poder pesarme ya que tiene que ser en básculas industriales. Eso significa que pueden pasar muchas semanas antes de poder comprobar los resultados, algo que tampoco motiva demasiado porque en el mejor de los casos la pérdida será paulatina, tan excesivamente lenta que serán muchos los días que volveré a flaquear por no percibir ningún adelanto.
Yo y mi silla, un todo. Pero un todo tan difícil de calcular que a menudo bajar o subir de peso podrá venir determinado por variables tales como la ropa, la retención de líquidos, etc.
Y es la imposibilidad de hacer ningún tipo de ejercicio que hace mucho tiempo deseché las dietas hipocalóricas. El gasto de energía que puedo realizar equivale a poco más que la basal, es decir, la energía que necesita cuerpo para las funciones vitales de manera casi debería morirme de hambre y, lógicamente, ésa no es mi meta. He buscado y buscaré aquellas dietas que rompan con el cómputo obligado de calorías, ya lo he dicho en alguna otra ocasión, y tanto la dieta volumétrica como la del doctor Bolio me han parecido buenas candidatas.
Sin embargo, me interesaría saber cuál ha sido la realidad de otras personas que las hayan probado.
La dieta volumétrica parte de la premisa de que la cantidad de alimentos que ingerimos suele ser diariamente la misma. Ese punto no acabo de tenerlo muy claro. Cuántas veces uno come hasta reventar y si le ponen un postre o algo que le apetezca por delante, pues también se lo come. Muchas veces comemos más por la vista que no por el apetito que tengamos. Es más, siempre he oído hablar que el estómago se da, que cuánto más come uno más se agranda y más hambre tiene. Digamos que en sentido inverso tendríamos el funcionamiento del balón intragástrico, introducir un balón que ocupa espacio en el estómago consiguiendo antes la sensación de saciedad. Según he leído, con el tiempo el paciente se ha adaptado a comer menor cantidad, unido también a una dieta más idónea, por lo que la persona puede seguir perdiendo peso una vez extraído el balón.
Naturalmente comparto la idea de que los alimentos cuanta más cantidad de agua y fibra, sobre todo fibra, mejor para el organismo y además nos ayudarán a tener la sensación de estar llenos. Ahora bien, también los digeriremos rápidamente, despertándose antes nuestro estómago.
Con la del doctor Bolio me sucede algo parecido, comparto plenamente sus deducciones primeras, pero al leer algún ejemplo de sus dietas, se me han suscitado ciertos reparos. ¿Cuáles son? Francamente, poca diferencia le veo con cualquier dieta hipocalórica.