jueves, 21 de julio de 2011

¿POR QUÉ VOLVEMOS A ENGORDAR?

¿Por qué fallan las dietas? Perder dos o cuatro kilos puede resultar más o menos fácil dependiendo de nuestro organismo pero, ¿por qué es tan difícil mantenerse en el peso?
He intentado realizar una introspección personal y, obviamente es algo subjetivo, me he dado cuenta que me desbordo. Con ello lo que pretendo decir es que si un día no puedo seguir las pautas que me he marcado, a veces simplemente por estar cansada de privarme, como de todo, algo que tampoco creo que sea «pecaminoso», pero en cantidades excesivas, diría yo.
Aseguraría que como mucho más de lo que haría si supiera que no estoy intentando seguir un régimen. Es un acto que no me equivocaría si lo calificara de obsesivo. Siempre que tengo en el pensamiento la idea de que debería hacer algo de bondad, en lugar de disminuir la cantidad, creo que mayor son mis excesos.
Es importante el tiempo verbal, menciono el término debería porque conscientemente sé que tendría que ponerme manos a la obra aunque mi voluntad no esté mucho por la labor.
Y sin embargo, cuando tomo la decisión, las cantidades que ingiero son mucho menores, me quedo harta mucho antes. Una de las razones la conozco, la comida no me resulta tan apetitosa, unas judías verdes sin patatas, me entran con dificultad, por ejemplo.
La otra razón pienso que tiene un componente básicamente sicológico, como el que compra compulsivamente, yo aprovecho mis deslices...
Seguro que en alguna ocasión también habrás pensado ¡mañana no podré hacerlo!, así que no sólo te permites un capricho sino que te dejas llevar por la gula.
A veces me apetecería comer un trozo de helado, chocolate, unas galletas... dulce, calórico, productos refinados... lo peor de lo peor para quien quiere adelgazar. Y lo evito unas horas, unos días... a la mínima ocasión mi cabeza me lo recuerda, y he de luchar contra mis deseos, hasta que encuentro la excusa que necesitaba (tristeza, celebración, etc.) y me resarzo. ¡Un día es un día!
Y para colmo, después de no dejar ni las migajas, son muchas las ocasiones en las que el remordimiento empieza a comer en mí.
Por eso, cuando leo: «Piensa que debe aprender a dominar su deseo por la comida y a comer menos», es inevitable que me siento reflejada.
La comida no es, en absoluto, el verdadero problema. La comida es deliciosa, y nadie debe sentirse privado de la satisfacción que ofrece. Su problema reside en que, al comer compulsivamente, usted -consciente o inconscientemente- usa la comida para dominar su ansiedad, para calmarse cuando se siente con estrés o para reanimarse cuando se siente solo, triste o con temor.
En la lucha entre usar el alimento para controlarse, y tratar desesperadamente limitar su ingestión, usted se olvida del verdadero propósito de la comida. Para usted, el alimento que no tiene nada que ver con el hambre fisiológica.
En verdad, la mayoría de los que comen por ansiedad, rara vez se dan cuenta cuando tienen hambre fisiológica. Las señales que le obligan a comer provienen de cualquier parte menor del estómago... Le vamos a enseñar a legalizar la comida, a entenderse en relación con el deseo de comer, finalmente, a comer a su gusto, sin considerar sus problemas de comida. Le vamos a mostrar cómo puede perder peso se aprende a comer de otra manera. Al final de este proceso sabrá cómo alimentarse cuando su organismo se lo pida: cuándo, con qué y en qué cantidad.

Del dicho al hecho hay un trecho, esperamos encontrar algunas pautas, algunas claves que nos ayuden a bajar de peso.

Queda claro que nuestro próximo objetivo de estudio corresponde al libro LA OBSESIÓN DE COMER, escrito por Jane R. Hirschmann y Carol H. Munter.


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