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sábado, 29 de enero de 2011

EL MÉTODO GABRIEL: MORIRSE DE HAMBRE (III PARTE)

Las señales de estrés que pueden engañar a tu cuerpo y hacer que active los programas FAT se originan en emociones negativas como el miedo, la tristeza, la añoranza, la ira y el resentimiento... Las emociones negativas le comunican a tu cuerpo que hay alguna forma de peligro ahí fuera y que no estás a salvo.
Pero puedes eliminar las emociones negativas yendo al origen de estos sentimientos [...]
Uno de los problemas fundamentales a los que nos enfrentamos todos cuando tratamos de perder peso es que no sabemos cómo comunicarnos con nuestra propia mente. Nuestra mente consciente (eso en lo que solemos pensar como nuestra mente) no sabe cómo comunicarse con nuestra mente inconsciente. La mente inconsciente es la parte de nuestra mente que controla nuestro cerebro animal [...]

Todas las dietas siguen un patrón parecido. Al eliminar o restringir fuertemente algunas cosas de tu dieta, tu cuerpo perderá peso durante un tiempo. Es posible que, al principio, lo pierdas rápidamente, pero luego el ritmo de la pérdida se hará más lento [...]
 Desde la perspectiva de tu cuerpo, ahora estás atascado en un modo de hambruna: tu apetito aumenta y necesitas mucha más comida antes de sentirte lleno. Tus papilas gustativas pierden la sensibilidad y empiezas a desear alimentos dulces y grasos. También tu cerebro envía un mensaje a la tiroides para que frene tu metabolismo. Esto hace que dejes de perder peso aunque ahora comas menos. Además, tu cuerpo pasa a un modo constante de almacenamiento de comida: te vuelves muy eficaz almacenando grasas y pierdes la capacidad de quemarlas [...]
Si las dietas no funcionan, ¿cuál es la respuesta? Sencilla: ¡come más alimentos de verdad! [...]
«Los alimentos de verdad» incluyen fruta fresca, frutos secos y semillas crudos, verduras y hortalizas, ensaladas (preferentemente ecológicas), carnes ecológicas (de animales alimentados con pasto), pollos de granja y pescado... Esto no quiere decir que tengas que comer estos alimentos excluyendo otros; sólo tienes que añadir más de ellos a tu actual dieta. Una vez que nutras tu cuerpo, ya no querrá estar gordo [...]
 Si tomas alimentos sin ningún valor alimenticio, lo único que haces es reabastecer tus depósitos de azúcar y grasas, y seguirás insatisfecho porque no has nutrido tu cuerpo. Las calorías no lo son todo.
El resultado final es que volverás a tener hambre al poco rato. Cuanto más nutritiva sea la comida, más saciarás tu cuerpo. Tendrás menos hambre y, al final, consumirás menos calorías [...]

Gran parte de los alimentos que tomamos hoy engordan, no porque contengan demasiadas calorías, sino porque los nutrientes que contienen son inadecuados y no es posible asimilarlos. Esto es, más específicamente, a lo que me refiero cuando uso el término comida “falsa”. Los nutrientes de muchos alimentos modernos son escasos, de mala calidad, o están en un estado no natural, y nuestro cuerpo no sabe qué hacer con ellos...Tu cuerpo interpreta la falta de nutrientes esenciales como otra forma más de hambruna.
Cuando comemos, diariamente, cosas que contienen los nutrientes por los que nuestro cuerpo siente hambre, reciben el mensaje siguiente: “Vale. Ya no sufro hambre. Ya no necesito esta grasa. Ya no hay peligro en estar delgado. Desconecta los programas FAT.
¡YA!” No todas las calorías son iguales. No todas las grasas son iguales. No todas las proteínas son iguales. Tu cuerpo no trata todos los azúcares y almidones de la misma manera. Vitaminas y minerales deben trabajar juntos, en la combinación adecuada, para dar resultado, y si los minerales no están en la forma correcta, no podrás usarlos en absoluto.
 No importa tanto la cantidad de proteína que se ingiere sino qué proporción de ella se puede asimilar.
Los investigadores han descubierto recientemente que, igual que hay ácidos grasos y aminoácidos esenciales, también hay azúcares compuestos esenciales. Estos azúcares esenciales son importantes porque ayudan a tu cuerpo a construir moléculas mayores, llamadas glicanos.
Los glicanos ayudan a tu sistema inmunitario envolviendo los virus y bacterias y volviéndolos inocuos. También ayudan a las células a comunicarse unas con otras, en particular las células nerviosas y cerebrales.
Toda la fruta fresca tiene azúcares esenciales. La mayoría ayuda a regular el azúcar en la sangre. Se considera que algunas frutas, como las fresas, frambuesas, moras y otras bayas, son una de las principales fuentes de antioxidantes que existen. Los antioxidantes son esenciales para neutralizar compuestos químicos inestables y peligrosos del cuerpo que pueden dañar las células y el ADN.
 La fruta hace que la sangre se vuelva más alcalina, algo muy importante para la eliminación de toxinas. La mayoría de los alimentos que tomamos, como el azúcar, los almidones, la carne y los cereales producen ácidos. La mayoría de enfermedades prosperan en un ambiente ácido. Tratar de contrarrestar el ambiente ácido que causan estos alimentos es Y dimos el yuna fuente constante de estrés que puede activar los programas FAT.
Con frecuencia, el cuerpo se ve obligado a extraer calcio de los huesos y los dientes para neutralizar los desechos ácidos. Esto hace que se vacíe de calcio, y el calcio, es verdaderamente esencial para la pérdida de peso [...]

El peor momento para tomar carbohidratos “muertos” es por la noche, porque mantendrán tu cuerpo en el modo de almace namiento de grasas10 toda la noche. Esto significa que toda la noche estarás fabricando grasa. Si tomas carbohidratos “muertos” para desayunar o almorzar, la oportunidad de usar el azúcar, en lugar de almacenarla en tus células grasas, es mayor. La mejor manera de ingerir carbohidratos “muertos” es con alguna fuente de proteínas, fibra o grasas esenciales, o con las tres. Toma la grasa, la proteína y la fibra antes de los carbohidratos “muertos” y harás que la velocidad en que el azúcar entra en la corriente sanguínea sea menor.
   Hay otro componente en la comida que nuestros cuerpos necesitan, además de las calorías, las proteínas, las grasas, los carbohidratos y diversos nutrientes químicos, y es la fuerza vital del propio alimento. [...]
En nuestro propio cuerpo, esta energía recorre caminos particulares, conocidos como meridianos de acupuntura por la medicina china. También se los llama nadis en la medicina ayurvédica india.
Podemos estar desvitalizados, no sólo porque no tenemos suficiente energía vital en nuestro cuerpo, sino también porque estos canales, o meridianos, se pueden bloquear. La medicina china cree que el estrés, las toxinas, los pensamientos bajos de energía y las emociones negativas causan bloqueos en el fluir de la energía sutil y que estos bloqueos son la causa fundamental de todas las enfermedades y depresiones [...]

La energía bloqueada se estanca, y el estancamiento es des- vitalización...También se puede reabastecer esta energía particular comiendo más alimentos “vivos” y vibrantes...Todos los organismos vivos emiten biofotones o luminiscencia de bajo nivel (luz con una longitud de onda entre 200 y 800 nanómetros). Se cree que esta energía lumínica se almacena en el ADN durante la fotosíntesis, y la célula la transmite constantemente.
Algunos investigadores han llegado a la conclusión de que cuanto más alto es el nivel de luz que una célula emite procedente de lo que comemos, mayor es su valor. Esta energía lumínica procede del sol, y cuanto más sol se puede almacenar en las células, mayor es el potencial para transferir esa energía a la persona que la consume...Hay pruebas crecientes de que comer alimentos crudos y pasar tiempo al sol, desactiva los programas FAT, y estas pruebas se relacionan con la vitamina D. Sólo ahora estamos descubriendo que esta vitamina es esencial para desconectar los programas FAT. Hay crecientes datos estadísticos que demuestran que la obesidad puede estar asociada a una deficiencia de vitamina D,3 y la mejor fuente de vitamina D es el sol.
Fragmentos extraídos del libro escrito por Jon Gabriel

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lunes, 17 de enero de 2011

EL MÉTODO GABRIEL: LA AUTÉNTICA RAZÓN DE QUE ESTÉS GORDO (II PARTE)


Uno de los artículos que al parecer interesan más por las visitas que recibe diariamente es el que escribimos sobre el MÉTODO GABRIEL.
En aquella ocasión recogimos algunos fragmentos del libro que ha sido publicado en español y en el que básicamente, el autor, nos explicaba su experiencia con dietas y más dietas con las que además de gastar dinero perdía algunos kilos que después volvía a recuperar e incrementar rápidamente.
La idea principal del autor es que nosotros no somos gordos porque comamos mucho. No se trata de falta voluntad, de que seamos perezosos, inconstantes, indisciplinados o cualquiera de los típicos estereotipos que suelen aludirse a la gordura. Según él, nosotros somos gordos porque nuestro cuerpo quiere ser gordo, nuestro cuerpo tiene la habilidad de hacernos ganar peso del mismo modo que nos obliga a respirar.
Ampliaremos pues el tema resumiendo algunos fragmentos de este libro escrito por Jon Gabriel:
Tu cuerpo tiene incorporados ciertos programas genéticos de supervivencia diseñados para obligarte a engordar o aferrarte a la grasa siempre que crea que hacer lo que ayudará a seguir vivo. A estos programas yo los llamo programas FAT. Los programas FAT están diseñados básicamente para convertir tu cuerpo en una máquina de almacenamiento de grasas.
Durante las hambrunas y durante la edad de hielo, tener un exceso de grasa en el cuerpo te ayudaba a conservar la vida, así que entró en juego un mecanismo de supervivencia mediante el almacenamiento de grasa.
Cuando los programas FAT están activados... se producen cambios químicos de hormonales, tu cuerpo te ordena tener hambre, tener más antojos de comida y consumir más calorías mientras que y, al mismo tiempo, que más menos calorías y almacenes todo lo que puedes en tus células grasas.
El cuerpo está programado para protegerte de las amenazas e incertidumbres de un mundo prehistórico, donde las amenazas diarias a la supervivencia tenían tres orígenes: el hambre, el frío y que te comieran.
Lo único que tienes que hacer es comprender la lógica de tu cuerpo y trabajar con él, en lugar de luchar contra él. Tienes que convencer a tu cuerpo, usando su lenguaje y su lógica, de que estar delgado es la mejor manera de protegerte.
La grasa protege tus órganos vitales y tus extremidades del frío.
No obstante, estar gordo no siempre te mantiene a salvo. También te puede poner en peligro de que te coman. Si vivieras en un lugar donde hubiera muchos depredadores devoradores de hombres, la gordura ya no sería amiga tuya. La grasa se convertiría en tu enemiga, porque cuanto más gordo estás, más lento eres. Esto significa que si algo te persigue, tienes menos probabilidades de escapar. En estas circunstancias, tu cuerpo querría estar delgado, porque es el mejor medio de seguir siendo rápido y, por lo tanto, seguir estando a salvo. En este caso, estar delgado podría salvarte la vida.
todo esto hoy carece de importancia... pero nuestro cuerpo no lo sabe. Sigue teniendo la misma programación genética.
El problema es que las tensiones de la vida moderna emiten señales químicas en nuestro cuerpo y nuestro cerebro. A veces, esas señales químicas son exactamente las mismas que se producen cuando tenemos mucha hambre o mucho frío. Si esas señales químicas son las mismas que se producen cuando nos morimos de hambre o de frío, nuestro cuerpo se verá “engañado” para que piense que necesitamos engordar para estar a salvo, haciendo que active los programas FAT [...] Hay muchas razones para que tu cuerpo se engañe y ponga en marcha los programas FAT: dieta yo yo crónica, hambre nutricional, toxinas, radiación, medicación, aditivos en los alimentos, amenazas mentales y emocionales, convicciones disfuncionales...

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miércoles, 3 de febrero de 2010

EL MÉTODO GABRIEL

El Método Gabriel es un sistema, nuevo y revolucionario, SIN DIETAS, para ponerte en forma, haciendo que tu cuerpo quiera estar delgado.
Recuerdo claramente el momento que cambió mi vida para siempre.
Fue en agosto de 2001. Pesaba 186 kilos. En los doce años anteriores había engordado más de 90 kilos...Mientras salía, una idea me golpeó como si fuera un rayo: «Mi cuerpo quiere estar gordo y, mientras quiera estar gordo, no hay nada que yo pueda hacer para perder peso»...
A lo largo de los doce años en los que aumenté 90 kilos, lo probé todo para perder peso, incluyendo todas las dietas habidas y por haber, desde dietas bajas en grasas hasta dietas bajas en carbohidratos y todo lo que hay entre las dos. Pasé tiempo en el instituto Nathan Pritikin, de California y con el mismísimo doctor Atkins, ahora fallecido, en Nueva York.
Me gasté más de tres mil dólares con el doctor Atkins y, al final, lo mejor que hizo fue chillarme por estar tan gordo. También gasté pequeñas fortunas en todas las curas holísticas concebibles y todos los tratamientos alternativos para la salud disponibles.
No importaba lo que hiciera, mi cuerpo continuaba aumentando de peso.
Todas las dietas o programas que emprendía seguían, exactamente, el mismo modelo. Empezaban obligándome a contar algo —calorías, grasas, carbohidratos, sal, lo que fuera— y me daban una lista de lo que no podía comer. Seguía la dieta al pie de la letra. Por lo general, al principio, perdía peso rápidamente, pero luego el ritmo de pérdida de peso empezaba a hacerse más lento.
Finalmente, dejaba de adelgazar por completo. Llegado a ese punto, hacía dieta, no para perder peso sino simplemente para mantener el que ya tenía.
Durante todo el tiempo, mis ansias de la comida que no me estaba permitida aumentaban. Desalentado y con el ánimo por los suelos, había veces en que estaba demasiado agotado para seguir luchando contra mis deseos y me daba una tremenda comilona.
Recuperaba en cuestión de días el peso que me había costado un mes o más perder. Unas semanas después pesaba, invariablemente, entre cinco y siete kilos más que al empezar la dieta.
No importaba lo que hiciera para perder peso, mi cuerpo luchaba contra mí con uñas y dientes, y al final siempre ganaba.
Después de años de darme de cabeza contra la pared y tratar de obligarme a perder peso, tuve que admitir que, mientras mi cuerpo quisiera estar gordo, no había nada que hacer.
A partir del momento en que me di cuenta de esto, renuncié para siempre a hacer dieta. Decidí que, en lugar de obligarme a perder peso contra la voluntad de mi cuerpo, intentaría averiguar por qué mi cuerpo quería estar gordo.
...Empecé a vivir como si fuera una persona naturalmente delgada; comía lo que quería, siempre que quería, pero con una diferencia: me aseguraba de incorporar ciertos alimentos que sabía que contenían los nutrientes que mi cuerpo necesitaba, en una forma que pudiera digerir y asimilar.
Al principio, los alimentos que ansiaba eran los mismos. Seguía tomando un montón de comida basura como efecto de rebote por haberme negado tantas cosas, tanto tiempo. No obstante, esto cambió gradualmente, y empecé a desear no sólo menos cantidad de comida, sino también alimentos más sanos. Ahora, si mi cuerpo tiene hambre, la tiene por alguna razón. La clase de alimentos que mi cuerpo ansía son frutos frescos y ricas ensaladas, llenas de color. La comida que antes veía como una tarea pesada o un castigo, ahora me sabe más rica que todo lo que comí en mis quince años de caprichos y de una vida de excesos...
Y no era sólo mi cuerpo el que pasaba hambre. Mataba de hambre todos los aspectos de mi vida. Me estaba sometiendo a una hambruna mental, emocional y espiritualmente. No escuchaba ni seguía lo que me decía el corazón. Vivía de acuerdo a una idea preconcebida de cómo se suponía que tenía que ser mi vida. El corazón me decía que siguiera una dirección del todo diferente, y yo no lo escuchaba. Por el contrario, constantemente trataba de protegerme contra todos los cambios que el corazón me pedía que hiciera. Como resultado, mi alma se estaba muriendo de hambre, porque me privaba de las experiencias que mi alma quería tener en esta vida...
El cuerpo cuenta con todas las bazas. Controla tu metabolismo, así que incluso si crees que puedes controlar la cantidad de comida que metes en el cuerpo, él controla cuánta energía quemará y cuánta almacenará. El cuerpo puede hacer que estés tan cansado que no tengas energía para hacer ejercicio, incluso si acabas de contratar al mejor monitor del mundo.
También tu cuerpo tiene la palabra final sobre lo que hará con cualquier alimento que introduzcas en él. Puede elegir almacenar todo lo que quiera en tus células grasas. Puede elegir almacenarlo en tus células grasas en lugar de proporcionar energía a tus músculos. Además, cuando el cuerpo necesita energía y no le das suficiente alimento, puede quemar músculo en lugar de grasa.
El cuerpo es quien manda. Controla todo el metabolismo de la grasa, así como muchas de las otras funciones de supervivencia básicas, en una diminuta zona de la base del cerebro: el «cerebro animal». Esta zona determina cuánto sueño necesitas, cuánto aire necesitas y lo gordo o delgado que debes estar.
en este libro nunca te pediré que te obligues a hacer ejercicio ni que te fuerces a hacer nada.
Sólo te pediré que hagas tres cosas: 1. No pases ni un solo día sin añadir los nutrientes de los que tu cuerpo siente hambre.
2. Escucha mi CD2 de visualización nocturna, o pasa por lo menos diez minutos al día practicando las técnicas de visualización de que hablo en este libro.
3. Escucha a tu corazón y a tu cuerpo.


Fragmentos extraídos del libro EL MÉTODO GABRIEL (transforma tu cuerpo sin hacer dieta)de Jon Gabriel◘ Comprar en El jardín del libro
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