sábado, 17 de julio de 2010

HABLANDO DE MITOS

Os recuerdo que este blog no es un manual ni ejemplo de nada, intento sólo compartir mi propia experiencia y recopilar aquellas informaciones que creo puedan resultar interesante a otras personas.
Nuestra primera consulta debería ser siempre con nuestro médico y descartar enfermedades o carencias importantes a tener en cuenta.
Dicho esto, prosigo ahora.
A través de una red pude leer alguno de los mitos que rodean la obesidad o, quizá sería mejor decir, el sobrepeso. Entre uno de ellos mencionaban que comer hidratos de carbono por la noche engorda. Podría decirse que en estos días me he hinchado a hidratos de carbono todas las noches y no creo que me haya acordado. Claro que el término de hidratos de carbono es tan amplio que puede crear confusión. La pasta, el pan, las patatas, garbanzos... tienen azúcares, pero también la fruta y la verdura. Obviamente, si revisamos las calorías de unos alimentos y otros las diferencias son abismales. Así que «ese mito» como se especificaba en la red, podría ser cierto o falso.
En mi caso, he intentado en la cena comer a mi gusto y la cantidad que deseo hasta sentirme plenamente satisfecha, jugando con mezcla de colores: lechuga, tomate, pepinillos en vinagre, escarola, zanahoria, espárragos, cebolleta o cebolla en vinagre, guisantes... una menestra rápida de preparar en la que podremos agregar todas aquellas hortalizas que tengamos a mano.
Podríamos añadir un nuevo duro, atún... aunque prefiero terminar con fruta o un yogur.
¿Por qué? Podría decirse que para intentar ingerir la menor cantidad posible de calorías aunque también basándome en lo descrito en el artículo sobre la digestión.
He comprobado que desde que lo hago no me noto tan pesada por la noche.
Os recuerdo que en dicho artículo se especificaba que los hidratos empieza la digestión en la boca pero no en el estómago, ahí se digieren las proteínas. Comeríamos cosas ligeras, con la menor cantidad de grasas posibles y no demasiadas proteínas para evitar que fermente la comida dentro del estómago. Por un lado, comemos menos calorías, correcto para una dieta hipocalórica. Por otro lado, corresponderían a hidratos de carbono de índice glucémico bajo, tal como conseja la dieta montignac.

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