Según hablamos en el artículo anterior, para mantener la funcionalidad de nuestro cuerpo gastamos calorías. Simplemente para mantener la temperatura del cuerpo nuestro metabolismo necesita energía pero, quizás no nos hayamos dado cuenta, que una de esas actividades es también la digestión.
¿Cuál puede ser la importancia? En teoría no debería ser muy importante si mi guía fundamental es la dieta de Montignac aunque me parece bueno intentar aprovechar este hecho.
Claro que para saber si es o no eficaz convendría saber cuánta energía necesita nuestro organismo para llevar a cabo la digestión. Seguramente habrán estudios médicos pero personalmente lo desconozco.
La idea sería que a mi mañana y a media tarde, a las tres horas aproximadamente, media hora arriba, media hora abajo, comer algo. Claro que ese algo ha de ser en poca cantidad y, sobre todo, con muy pocas calorías. Convendría que entre una y otra comida dejáramos como mínimo dos horas.
Como veis tampoco es una locura, y si alguna vez os habíais privado como yo de tomar algo a media mañana o a media tarde, quizás no sea una mala idea... Eso sí, debemos escoger aquellos alimentos que nos aporten la menor cantidad de calorías para que nuestro cuerpo se ve obligado a utilizar nuestras reservas y gastar toda la que tenemos acumulada.
¿Qué tal nuestro icono: una manzana? O cualquier otra fruta, una zanahoria...
Esa idea fue la que me pareció más creíble y acertada cuando tanto se hablaba de alimentos quemagrasas.
¿Cuál puede ser la importancia? En teoría no debería ser muy importante si mi guía fundamental es la dieta de Montignac aunque me parece bueno intentar aprovechar este hecho.
Claro que para saber si es o no eficaz convendría saber cuánta energía necesita nuestro organismo para llevar a cabo la digestión. Seguramente habrán estudios médicos pero personalmente lo desconozco.
La idea sería que a mi mañana y a media tarde, a las tres horas aproximadamente, media hora arriba, media hora abajo, comer algo. Claro que ese algo ha de ser en poca cantidad y, sobre todo, con muy pocas calorías. Convendría que entre una y otra comida dejáramos como mínimo dos horas.
Como veis tampoco es una locura, y si alguna vez os habíais privado como yo de tomar algo a media mañana o a media tarde, quizás no sea una mala idea... Eso sí, debemos escoger aquellos alimentos que nos aporten la menor cantidad de calorías para que nuestro cuerpo se ve obligado a utilizar nuestras reservas y gastar toda la que tenemos acumulada.
¿Qué tal nuestro icono: una manzana? O cualquier otra fruta, una zanahoria...
Esa idea fue la que me pareció más creíble y acertada cuando tanto se hablaba de alimentos quemagrasas.
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