jueves, 11 de noviembre de 2010

LA CULTURA DEL BIENESTAR

¿Por qué yo?
El otro día hablando con una amiga me preguntó medio extrañada si había empezado una página sobre cómo perder peso.
¿por qué se extrañaba? No hace falta estar delgado para poder explicar o, mejor dicho, compartir mi experiencia y mis averiguaciones. Es más, creo que nadie puede entender la angustia, decepción, estrés... que causa una dieta que el que la realiza.
Alguien que sólo necesita perder un par de kilos quizás no entienda el porqué se buscan soluciones que nos permitan perder esos kilos rebeldes. El problema es que muchas de las soluciones que nos venden no son siempre tan reales como intentan pintar y, lo siento, ya sé que es duro, debemos poner mucho de nuestra parte. Muchísimo.
Tal vez antes de empezar, además de una una dosis de mentalización como ya dije en su día, quizás convenga trazar una meta. Eso sí, una meta que sea lógica y real.
Pondré un ejemplo que nada tiene que ver con la figura. Cuando yo tuve mi accidente, coincidí con una compañera que aseguraba que ella un día andaría. Quizás sí, quizás algún día tengamos esa suerte, eso desearía yo también... pero es a lo que me refiero con una meta lógica y real, el batacazo final puede ser peor si nos marcamos un final imposible.
Mi cuerpo es como es, he nacido con una constitución y por muchos kilos que pierda no va a cambiar.
Con la dieta no sólo buscamos vernos mejor sino sentirnos mejor. Anímicamente, ver y sentirse van íntimamente ligados ya que si te ves bien, es fácil que también te sientas bien.
Pero vamos más allá, sentirse bien no sólo a nivel estético sino en cuanto a salud.
Es cierto que también los delgados pueden tener (y tienen) colesterol elevado, diabetes, hipertensión... pero el sobrepeso nos aumenta mucho la posibilidad de que padezcamos éstas y otras enfermedades.
Uno puede estar relativamente grueso y tener sin embargo unos niveles más óptimos que una persona delgada. Tal vez no se trataría tanto de ADELGAZAR SIN SUFRIR como prefijar la idea de mantener una dieta correcta y equilibrada para tener así un cuerpo saludable.
Podría recurrir al tópico «de algo se ha de morir», aunque, por favor, no nos engañemos. Por mucho que nos pese, es cierto que no somos eternos, de algo vamos a morir, seguro. Sin embargo, no sólo se trata de morir sino de todo lo que conllevan estas enfermedades ya que las secuelas no son siempre la muerte: Quedarse ciego, hemiplejías... Personalmente creo en el destino, aunque también creo que no debemos ayudarle.
Debemos predicar la cultura del bienestar.

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