miércoles, 15 de junio de 2011

LA OBESIDAD COMO LA EVOLUCIÓN DE UN PROCESO INFLAMATORIO CRÓNICO

Una de las razones por las que hablamos el otro día del cuidado de la piel se debe a que cuando perdemos unos kilos, especialmente cuando ya no se tienen 20 años, es fácil que la piel quede flácida, se marquen más hendiduras y arrugas en el rostro.
Pero la piel es un órgano muy complejo importantísimo, no es un simple envoltorio, desempeña funciones entre las que se encuentra de barrera protectora contra el exterior. Se trata de la primera línea de defensa del organismo contra microbios y toxinas. Nos protege también del sol y del frío y ayuda a regular la temperatura corporal. Pero además forma parte del sistema inmunitario y está íntimamente ligada a sistema nervioso central.
El Dr. Perricone, tras su experiencia como dermatólogo, nos habla de los efectos perniciosos de una inflamación invisible y de baja intensidad, denominada también asintomática, que conforman la base de los síntomas del envejecimiento, de las enfermedades relacionadas con éste, como las cardiovasculares, la diabetes, determinados tipos de cáncer, el Parkinson, el Alzheimer y las enfermedades autoinmunes, e incluso las arrugas de la piel. Pero va más allá, afirma que esta inflamación crónica es la responsable del exceso de grasa corporal, del apetito incontrolado, la diabetes y la incapacidad de adelgazar.
Se refiere al vínculo cerebro-belleza, en definitiva, que nuestros órganos están en constante comunicación celular entre ellos. La piel dialoga con el cerebro, el cerebro dialoga con el sistema digestivo y así sucesivamente.

Según sus conclusiones, la alimentación ejerce una influencia en el proceso inflamatorio, puede aumentar o disminuir la inflamación en el cuerpo e ideó la dieta antiinflamatoria, una dieta no especialmente baja en calorías que ni elimina ni reduce el consumo de grasas «saludables», entre ellas se incluyen ácidos grasos omega 3, el ácido oleico que nos ayuda a absorber omega 3 y otras vitaminas y nutrientes, así como mantener la tersura de las células.
¿Cómo se produce esta inflamación crónica? Supongo que algunos de vosotros pensaréis que se emplean términos demasiado científicos pero no creo que deba eliminarlos ya que nos podrán servir para no confundirlos y entender mejor el concepto y poder buscar más información al respecto.
Cuando por algún agente como el sol, alimentación... radicales libres empiezan a atacar la parte exterior de las células, conocida como membrana plasmática celular, y los antioxidantes resultan insuficientes para defender del ataque, esta membrana plasmática celular externa resulta dañada.
Nos explica el Dr. Perricone que se produce un efecto dominó que provoca un círculo vicioso de aumento de la inflamación:
La membrana plasmática celular está formada por una doble capa de grasa, un envoltorio frágil que los radicales libres oxidan con gran facilidad y rapidez. Esto lleva a la descomposición de la membrana en la formación de una sustancia conocida como ácido araquidónico.
Este ácido se oxida bajo la acción de los sistemas enzimáticos y produce unas sustancias químicas muy reactivas que poseen una actividad proinflamatorias, como las prostaglandinas.
Este ácido además puede filtrarse hacia el interior de la célula y penetrar en el mitocondrio (parte de la célula cuya función es similar a la del hígado y donde se genera energía). El ácido araquidónico altera así la producción de energía de la célula, algo indispensable para su reparación. Las grasas de la membrana plasmática celular también pueden oxidarse e imitar a los mensajeros químicos del cuerpo como el FAP (factor activador de las plaquetas), el cual desencadena una serie de fenómenos inflamatorios a escala celular.
Todos estos fenómenos conforman lo que se conoce como «estrés oxidante», provocan un aumento de la producción de radicales libres en el interior de la célula y a la activación de unos minúsculos mensajeros denominados factores de transcripción como el AP–1 y el factor nuclear kappa B o NF-kB.
Cuando este último factor (NF–kB) detecta un estrés oxidante, penetra en el núcleo de la célula donde se encuentra el ADN (el código genético de la célula) y se une a una porción de este y da instrucciones a las células para que genere unos tipos de citoquinas, proteínas mediadoras químicas liberadas por los glóbulos blancos u otras células, que causan aún más inflamación y daño.
  • Cuando el NF–kB se activa las células cutáneas al mismo tiempo que el factor de transcripción AP-1, pueden aparecer arrugas en la piel.
  • Cuando el mismo factor se activan el cerebro puede desarrollarse la enfermedad de Alzheimer, y si se activa en otros órganos puede originarse el cáncer.
  • Cuando se activa en el páncreas puede destruirse las células beta de dicho órgano, la única fuente de insulina, y desencadenarse la diabetes. Un elevado índice de este factor es responsable directo de lo que se conoce como «resistencia a la insulina», las personas tienen un mal funcionamiento del mecanismo insulínico, su cuerpo no puede utilizar adecuadamente esta sustancia, bloquea la acción de la insulina ya sea para metabolizar el azúcar de la sangre o nutrir a los músculos con aminoácidos.


  • Los altos niveles de insulina en circulación por el sistema sanguíneo favorecen el aumento de peso pues inhiben la producción de una enzima que descompone la grasa corporal y la transforman combustible. Además, en ningún momento accedemos hasta grasa para convertirla en energía y el hambre nos martiriza constantemente.
    Las personas con exceso de peso presentan indicadores inflamatorios más elevados como el de la proteína C reactiva y algunas interleuquinas (un tipo de citoquinas) y parece que se activa el factor de transcripción NF-kB, similar a lo que le sucede a una persona con resistencia a la insulina.
    Podríamos resumir lo que sucede de la siguiente manera:
    La inflamación presenta índices elevados en personas con exceso de peso. La inflamación es responsable de la incapacidad de utilizar la insulina y el azúcar de la sangre como combustibles. La incapacidad de utilizar de forma efectiva la insulina y el azúcar en la sangre lleva a almacenar grasas las células grasas almacenadas se transforman en una verdadera fábrica que produce agentes químicos inflamatorios. Estos agentes químicos aumenta la inflamación. El aumento de la inflamación inhibe la acción de la insulina y provoca una acumulación adicional de grasa.

    ¿Cómo romper el ciclo? En dos palabras, la dieta antiinflamatoria.


    Texto basado en el libro CÓMO VENCER LAS ARRUGAS Y PERDER PESO de Nicholas Perricone


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