domingo, 10 de abril de 2011

EFECTOS IATROGÉNICOS DE LAS DIETAS HIPOCALÓRICAS A LARGO PLAZO

En el artículo anterior ¿POR QUÉ NO A LAS DIETAS HIPOCALÓRICAS? hablamos sobre las conclusiones de un estudio del año 2004 sobre los efectos de dichas dietas a corto plazo. Sin embargo, en ese estudio también se hablaba sobre los efectos de estas dietas sobre la evolución futura del peso.
Así se puede resumir:

La dieta provoca otra serie de cambios posteriores en organismo. Quizás el más conocido es el de la recuperación del peso que se ha perdido ya que el 95% de las personas recuperan su peso inicial entre uno y cinco años después que su finalización.
Este más que probable fracaso en el mantenimiento del peso, además de provocar un cierto sentimiento de decepción y escepticismo, puede ser el primero de otros efectos indeseables... Entre ellos se encuentra la posibilidad de aumentar un plus de peso adicional al de antes de la dieta.
Para explicar esa tendencia se podría pensar que la desaceleración del metabolismo que provoca la realización de una dieta hipocalórica no fuese puntual sino que se mantuviese a lo largo del tiempo. Esta hipótesis no concuerda con los datos de los que en la actualidad disponemos...
La restricción continuada de determinados alimentos lleva al organismo a un estado de falta de energía que puede acompañarse de una intensa sensación de hambre y de una enorme urgencia por ingerir alimentos.... Se podría pensar que la recepción de una comida fundamental como él desayuno se podría producir en una reducción del consumo de calorías que favoreciese el normopeso. Sin embargo, lo que parece ocurrir es que la falta de nutrición en el desayuno se suele compensar probablemente con cierta voracidad, con la ingesta de alimentos ricos en grasas y azúcares que suponen una ingesta calórica muy superior a un desayuno habitual.
[...] Existen otros dos efectos de gran trascendencia como la dificultad para perder peso en el futuro y, por ende, a una mayor facilidad para recuperar el peso tras una nueva dieta.
[...] La relación entre las dietas hipocalóricas y la anorexia, la bulimia y la sobreingesta compulsiva es muy estrecha... aunque no será una condición suficiente para el desarrollo de ambos trastornos, es necesario otro conjunto de variables para que se desencadene ese cuadro. Sin embargo, es un elemento fundamental en la consolidación de la enfermedad.
[...] un estudio encontró que la gente con historia de cambios cíclicos de peso mostraba un incremento significativo en el riesgo de mortalidad atribuible a todas las causas, destacándose la cardiopatía isquémica y el cáncer. Asimismo, también se ha observado que la fluctuación en el peso conlleva más riesgo que en la obesidad en sí... especialmente entre las personas que presentar una enfermedad previa o tienen muchos factores de riesgo asociados al estilo de vida.
[...] salvo que exista una patología grave que obligue al seguimiento de pautas dietéticas específicas, la propuesta de una dieta debe balancear sexistas a corto y a largo plazo. Esto no puede hacerse sin una atención personalizada a cada paciente lo cual permitirá: conocer los objetivos que pretende alcanzar con la reducción de peso y plantear la diferencia entre el peso natural y el peso ideal; conocer sus gustos alimentarios ajustando la adecuada proporción nutricional a los mismos y, asimismo, mostrar la necesidad de un cambio en el estilo de vida en el que el ejercicio físico moderado y alguna estrategia de relajación se levantan como elementos imprescindibles para moderarse se quitó y prevenir los atracones frecuentemente asociados a la tensión emocional.
Tabla 5. Sugerencias para el control del peso
- Ser consciente de que, cuando una persona se ha estabilizado en un peso, la reducción posible del mismo la marca el propio organismo, dificultando a partir de un punto (peso natural) cualquier descenso posterior.
- El peso natural suele ser muy superior al peso ideal o a la figura ideal que marca la cultura y que la persona asume.
- Reducciones superiores al 5% del peso pueden acabar siendo para muchas personas más perniciosas que saludables a largo plazo.
- Asumir que perder y mantener la pérdida de peso supone un cambio a largo plazo en el estilo de vida.
- Modificar la dieta adecuándola, conforme a los gustos personales del paciente, a la siguiente proporción de nutrientes: 55% de hidratos de carbono, 30% grasas y 15% proteínas.
- No eliminar o prohibir ningún tipo de alimento, reducir su cantidad.
- Centrarse en lo que la persona puede controlar totalmente, el tipo y la cantidad de alimentos, y “despreocuparse” de los kilos.
- Hacer ejercicio físico moderado (caminar a paso vivo una hora diaria al menos tres veces por semana).
- Aprender alguna forma de relajación que haga más difícil que el estrés diario facilite una ingesta descontrolada.

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