miércoles, 18 de julio de 2012

LAS CÉLULAS GRASAS BEIGE Y LA IRISINA

Hace muy poco hacíamos mención de algún estudio sobre los distintos tipos de célula grasa, entre las que mencionamos las células de grasa pardas o marrones.
Ahora se ha publicado un artículo en el que mencionan que se ha aislado un nuevo tipo de célula grasa termogénica: el adipocito beige.
Este tipo de células, según se destaca en la investigación, tendría un patrón genético distinto tanto de la grasa blanca como de la parda y sería sensible a la irisina, una hormona polipéptida. Los depósitos de grasa marrón en adultos estarían compuestos en un gran número por adipocitos beige.


Leemos que los adipocitos beige se encuentran dispersos en depósitos del tamaño de un guisante situados bajo la piel cerca de la clavícula y a lo largo de la espalda. La investigación ha revelado que la grasa beige es genéticamente distinta de la parda, que también quema calorías para generar calor. Se encontraría a medio camino entre la grasa parda y la blanca, que es la que se encarga de almacenar calorías en forma de reserva.
La existencia de este tercer tipo de tejido adiposo fue propuesta por el equipo de Spiegelman en 2008, pero hasta ahora no había sido posible aislarlo y determinar su perfil genético. Se ha conseguido clonando células murinas y humanas.

Este tipo de adipocitos podrían ser importante en un tratamiento contra la obesidad ya que son termogénicos y responden a la hormona que se libera cuando realizamos ejercicio físico, la irisina.
Por enero de este mismo año ya se publicaba una noticia en el que se hablaba de que esta hormona convertiría a la célula grasa blanca en grasa parda y que se segregaría al practicar una actividad física, como requerimiento de la energía necesaria para realizarla. Al practicar ejercicio este nivel de irisina aumentaría en el cuerpo y que si se inyectaba en ratones obesos, el metabolismo de estos roedores mejoraba y quemaban más calorías aún comiendo la misma cantidad y sin apenas moverse.

En definitiva, la célula grasa blanca, sería el reservorio de energía. La célula grasa parda, que se encuentra en los humanos adultos en cantidades ínfimas, nos ayudaría a mantener la temperatura corporal, utilizándose como fuente de calor en situaciones de frío.
En el artículo algunas líneas de investigación ya mencionábamos que no se conocía al proceso por el cual la grasa blanca se convertía en parda.
Ahora, con el descubrimiento de las células beige junto con la acción de la irisina, tal vez pueda darle más sentido.

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