lunes, 9 de mayo de 2011

RIESGOS DEL CONSUMO EXCESIVO DE PROTEÍNAS

Hemos hablado en varias ocasiones del primordial papel que las proteínas tienen en nuestro organismo. Es la principal fuente de material constitutivo de los músculos, sangre, piel, cabello, uñas y órganos internos, incluyendo corazón y el cerebro, cartílago y huesos.
La proteína es requerida para la formación de hormonas que controlan una diversidad de funciones corporales tales como el crecimiento, el desarrollo sexual y la velocidad del metabolismo. La proteína también ayuda a evitar que la sangre y los tejidos lleguen a ser demasiado ácidos o demasiado alcalino, y contribuye a regular el equilibrio de agua en el cuerpo.
La proteína es importante la formación de la leche durante el periodo de lactancia y en el proceso de coagulación de la sangre, además de poder ser utilizado como puente y el calor.
También hemos mencionado que las proteínas están compuestas por 22 aminoácidos de los cuales ocho no pueden ser generados por nuestro cuerpo y sólo podemos obtenerlo a través de la alimentación, son los llamados aminoácidos esenciales.
Las proteínas completas serían aquellas que cuentan con esos ocho aminoácidos esenciales entre los que nos encontramos la carne, pescado, huevos, productos lácteos.
Los incompletos son los granos, legumbres, frutos secos y semillas. Requieren ser mezclado entre ellos para obtener los ocho aminoácidos esenciales.
Las necesidades de proteína difieren según el estado nutricional, el tamaño corporal y la actividad de cada individuo. Así los requerimientos proteínicos de los niños son más elevados que en los adultos, no debemos olvidar que las proteínas son el medio importante para el crecimiento óptimo.
La insuficiencia de proteína puede provocar anormalidad en el crecimiento y desarrollo de los tejidos. El cabello, las uñas y la piel se verán particularmente afectados, y el tono muscular será difícil. En los adultos, la deficiencia podría traducirse en falta de vigor y resistencia, depresión mental, decaimiento, débil defensa contra las infecciones, deterioró la cicatrización de heridas y una lenta recuperación de la enfermedad.

Sin embargo, un exceso en el consumo de proteína puede dar lugar a un desequilibrio de los líquidos corporales.
El inconveniente del exceso es que el nitrógeno que contiene se transforma en el hígado en amoniaco que los riñones tienen que eliminar, lo que supone un sobreesfuerzo para dichos órganos. También con exceso de gestión de proteínas se favorece la osteoporosis debido a la pérdida de calcio, así como las enfermedades autoinmunes: se recoge en el libro Despejando el camino evolutivo, escrito por José Alonso Quintanilla, Emilia Alonso Fernández.

¿Y qué sucede cuando hablamos de una dieta como la dukan altamente hiperproteica en la que la gran mayoría de proteína tiene un origen animal?
Una alimentación alta en proteína animal aporta todos los aminoácidos esenciales pero suele ir acompañada de una alta ingesta de grasas saturadas y colesterol. Obviamente, si se consumen se consumen, por ejemplo, lácteos desnatados o se sustituyen las proteínas animales por proteínas de origen vegetal, por ejemplo soja, se consigue una reducción en los niveles de colesterol total, LDL colesterol y triglicéridos, lo que contribuiría a proteger contra la enfermedad arterial coronaria.

El hígado es el principal órgano implicado en el metabolismo de las proteínas? El exceso de proteínas es convertido en hidratos de carbono o grasa y el exceso de nitrógeno es metabólica a lo que en urea para su posterior excreción a través de los riñones. Las dietas ricas en proteínas también da lugar a la formación de cetonas , que son excretadas por los riñones para evitar un aumento de la acidez de la sangre, conocido como cetosis. En consecuencia, los individuos con un trastorno de las funciones hepáticas o renales pueden sufrir diversos problemas relacionados con la acumulación de urea o se tórnase en la sangre, e incluso otras consecuencias metabólicas.
Debido a que los diabéticos son propensos a sufrir disfunciones renales, la asociación dietética de América recomienda un consumo de proteínas no superior al recomendado.
Debido a que tanto la urea como las cetonas son excretadas a través de los riñones, puede sobrevenir una deshidratación debido a una excesiva pérdida de líquidos, un efecto que puede alterar la capacidad para soportar las temperaturas ambientales elevadas.
La gota, una inflamación dolorosa de las articulaciones, puede empeorar con las dietas ricas en proteínas que contienen importantes cantidades de purinas, las cuales son metabólicas en ácido úrico, distinto a la urea. El ácido úrico puede acumularse en las articulaciones y provocar inflamación.
Las primeras investigaciones sugirieron que la ingesta elevada de proteína, en forma de proteínas purificadas, incrementaba la excreción urinaria de calcio y probablemente provocaba una reducción ósea. No obstante con revisiones recientes han revelado que cuando las proteínas son consumidas. Con la adecuada cantidad de fósforo las pérdidas urinarias de calcio no se incrementaban. No obstante, también nos señalan que una mayor ingesta de fósforo en la dieta diaria incrementa la liberación de calcio endógeno de intestino con un ligero aumento de pérdida de calcio por las heces. En general, algunas investigaciones indican que podemos perder 1 mg de calcio por cada gramo de proteína, una cantidad relativamente insignificante. En cualquier caso... han señalado que las mujeres que consumían más de 95 g de proteínas/día, especialmente proteínas animales, presentaban un aumento del 20% en la incidencia de fracturas de brazo en comparación con las mujeres se consumía menos de 68 g de proteína/día por no obstante, también señalaron que no existía ninguna relación entre la ingesta de proteínas y las fracturas de. Si bien los individuos con una dieta alta en proteínas animales y bajan calcio son más susceptibles a las fracturas de huesos, una aportación adecuada de calcio en la dieta ayuda a mantener los niveles normales de calcio en organismos y a prevenir las fracturas osteoporóticas.
Recogemos algunos fragmentos del libro Nutrición para la salud, la condición física y el deporte, escrito por Melvin H. Williams

Según la asociación americana del corazón advierte que el consumo excesivo de proteínas animales aumenta el riesgo de problemas coronarios, diabetes, infartos y tumores.

Cierto es que si algunos autores indican que el consumo excesivo de proteínas animales aumenta las pérdidas de calcio por la orina, nos encontramos otros que dicen que las proteínas animales son ricas en vitamina A y D, nutrientes indispensables para la asimilación del calcio en los huesos, tal como aparece en el libro Nutrición ortomolecular, escrito por Cala H Cervera, aunque por otro lado nos hable de carne ecológica, se entiende sin haber sido tratados con hormonas, pesticidas, antibióticos... algo bastante utópico en nuestros días. Claro que su autor también nos dice que el consumo excesivo de proteínas vegetales (soja, cereales...) ricas en sustancias como los fitatos pueden contribuir en el aumento de la osteoporosis y problemas óseos en general ya que son inhibidores de calcio y otros minerales, además de que estas proteínas son bajas en vitamina A y D, entre otras cosas como que el excesivo consumo de soja puede afectar las glándulas tiroides, ralentizar el metabolismo, causar aumento de peso, causar fatiga crónica ya que dispone niveles muy altos en cobre...
nada que ver con los beneficios que nos resumen otros autores sobre las proteínas vegetales ya que disponen antioxidantes, excelente fuente de fibra dietética, alto contenido de micronutrientes: fitoquímicos (como la saponina) y fitoestrógenos isoflavonoides que actúan positivamente sobre los huesos y reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares y determinados tipos de cáncer como el de colon o mama... son sólo algunos pequeños apuntes que leemos en el libro Alimentación y nutrición: manual teórico-práctico, escrito por Clotilde Vázquez Martínez,Ana Isabel Cos Blanco,Consuelo López Nomdedeu.

Tanta información contradictoria sólo me lleva a pensar que son muchos los interrogantes que quedan por contestar. Si bien todos hablan de la importancia de ingerir una cantidad de proteínas, el abuso de una dieta hiperproteica, ya sea de proteína animal o vegetal, no es en ningún caso recomendable, especialmente a largo plazo.

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