miércoles, 12 de octubre de 2011

¿POR QUÉ Y QUÉ TIPOS DE CARBOHIDRATOS NOS PUEDEN HACER ENGORDAR?

Hemos hablado en diferentes artículos de los carbohidratos, la insulina y la serotonina.
Por si hubiera alguna duda sobre el tema, creemos que la explicación que nos ofrece Ann Fittante en su libro EL SABOR DE LA SALUD: MÁS DE 200 DELICIOSAS RECETAS PARA EQUILIBRAR EL AZÚCAR EN LA SANGRE DE FORMA NATURAL resulta bastante esclarecedor, además de muy útil para personas que también sufre de diabetes.
Todo el mundo tiene glucosa en sangre. La glucosa es el combustible que alimenta a todas las células del cuerpo.
Al comer, el cuerpo descompone los alimentos y los convierte en glucosa, la cual se introduce al torrente sanguíneo. Entonces ese proceso activa el páncreas para que se produzca la hormona insulina. La insulina es como una llave que abre las células para permitir que entre la glucosa. Una vez en el interior de las células, la glucosa se utiliza como combustible o bien se almacena en el hígado o en los músculos para utilizarse más adelante.
La cantidad de insulina necesaria para abrir las células depende de lo que comemos. Algunos alimentos tardan más tiempo que otros en descomponerse y convertirse en glucosa. Aquellos que se descomponen lentamente proporcionan una menor cantidad de glucosa para que el cuerpo la absorba a lo largo de un período de tiempo mayor; a su vez, el páncreas responde al liberar la insulina más lentamente. Y lo que es incluso mejor, cuando el azúcar en sangre se eleva de manera gradual, baja igual de lentamente a lo largo del tiempo. Esta suave subida y bajada en realidad pone freno a los antojos de comida.
Por contraste, cuando los alimentos se descomponen y se introducen el torrente sanguíneo rápidamente, el páncreas tiene que fabricar rápidamente mucha insulina para transportar la glucosa desde la sangre hasta las células. Y una vez que la insulina ha extraído la glucosa de la sangre, el nivel de ésta baja tanto que provoca antojos, comilonas y aumento de peso.
Básicamente, entre más rápido se introduce la glucosa en la sangre, más rápidamente se eleva la insulina... y más rápidamente cae en picada el nivel de azúcar en la sangre cuando la insulina comienza a actuar. Este patrón de altibajos rápidos en los niveles de azúcar en la sangre representa un problema, tanto para la salud general como para el peso.
Con el tiempo, se come en exceso y se puede acumular una excesiva grasa corporal, la cual puede hacer que las células ignoren la señal de la insulina para que saque la glucosa de la sangre. En esta afección, lo que se conoce como resistencia a la insulina, la glucosa se queda afuera de las células sin poder entrar y se convierte en grasa, la cual termina depositada en las caderas, cintura y trasero.
Los diferentes tipos de carbohidratos afectan de manera diferente el azúcar en la sangre la liberación de insulina. Y esos carbohidratos que provoca la mayoría de los altibajos en los niveles de glucosa nos dejan con unas terribles punzadas de hambre. Además, el exceso de calorías que consumimos debido a las fluctuaciones del azúcar en la sangre es lo que hace que subamos de peso.
Los carbohidratos que se encuentran en alimentos como las legumbres, verduras, cereales integrales... son carbohidratos sin refinar, ricos en fibra y tardan más tiempo en digerirse, lo cual a la larga ayuda a retardar la absorción, son carbohidratos de absorción lenta, los cuales retardan la conversión de carbohidratos en glucosa.
Los carbohidratos refinados, que se encuentran en el pan blanco, pasta blanca, galletas y productos panificados... carecen de la fibra, es eliminada cuando los granos son molidos. Al ingerirlos pasan a toda velocidad por el intestino e inundan de glucosa al torrente sanguíneo, haciendo que se eleven muchísimo los niveles de insulina. Si se consumen demasiados esos carbohidratos de absorción rápida el cuerpo tiene más glucosa de la que necesita y ese exceso se convierte en grasa corporal.
Y aún peor es esa subida de insulina seguida de una caída de azúcar en la sangre, que provoca un hambre falsa que con demasiada frecuencia se satisface con todavía más carbohidratos de absorción rápida. Se trata de un círculo vicioso: comemos alimentos con carbohidratos de absorción rápida porque tenemos hambre; el azúcar en la sangre y la insulina suben por las nubes; luego el azúcar en la sangre cae en picada nos entran unos antojos repentinos bien fuertes, de modo que ingerimos más carbohidratos de absorción rápida porque tenemos hambre... y empezamos a subir, subir y subir de paso.

Fragmentos extraídos del libro EL SABOR DE LA SALUD: MÁS DE 200 DELICIOSAS RECETAS PARA EQUILIBRAR EL AZÚCAR EN LA SANGRE DE FORMA NATURAL de Ann Fittante

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