domingo, 18 de agosto de 2013

DORMIR MAL, ENGORDA

¿Hay alguna crelación entre obesidad y sueño? Según diferentes artículos que hemos leído en el ScienceDaily el no dormir nos hace más propensos a comer alimentos con alto contenido calórico.
En el estudio se hicieron escáner a 23 adultos jóvenes sanos, primero después de una noche normal y la siguiente después de una noche de insomnio.
Según los resultados, había disminuido la actividad en el lóbulo frontal del cerebro, parte encargada de la toma de decisiones, mientras que había aumentado en zonas más profundas que controlan la motivación y el deseo.
Si en estudios anteriores se había relacionado la falta de sueño con un aumento del apetito, especialmente de alimentos dulces y salados, en este caso, se medía la actividad cerebral de los participantes cuando se mostraban imágenes de alimentos que iban desde frutas y verduras a otros como hamburguesas, pizza y donuts.

En realidad, la relación entre dormir mal y dificultad de perder peso no es algo realmente novedoso.
En el libro la DIETA SMART: el método eficaz para comer y perder peso de forma saludable, su autor menciona que si dormimos menos, nuestro cuerpo segregará menos hormonas que inhiben el apetito y más hormonas que lo aumentan. Más pruebas parecían indicar que las personas que dormían poco alteraban su metabolismo, pesaban más y tenían mayor riesgo cardiovascular.
Dormir, en la medida justa, según el autor, sería la actividad sedentaria que nos ayudaría a perder peso.
En el libro LA DIETA FIBRA 35: el secreto mejor guardado de la naturaleza para perder peso, se incidía sobre lo mismo. El sueño afectaba en el equilibrio de los hormonas encargadas de informar al cuerpo de si tenía o no a apetito: la grelina, liberada por el estómago y que nos da la señal de hambre; la leptina, liberada por células grasas para indicar el nivel de reservas con él en el cuerpo.
Con déficit de sueño, los niveles de leptina se disminuyen y los de grelina aumentan. Un nivel bajo de leptina informaba al cuerpo de no existir suficiente grasa almacenada y un nivel más elevado de grelina nos avisaba de tener hambre.
Aparte de otros estudios se comprobaba los efectos perjudiciales de la falta de sueño en el metabolismo y en la capacidad que se tenía de controlarlas antes de comer.
Si a ello le agregamos un mayor cansancio, menos energía para realizar actividades físicas.
Según se explica en el libro, cuando el cuerpo se siente cansado por falta de sueño, trata de aumentar la energía consumiendo alimentos, es entonces cuando parecen ansias de comer, grasa y alimentos azucarados.

Fragmentos extraídos del libro LA DIETA DE LA FIBRA 35

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