jueves, 18 de abril de 2013

EL JAMÓN SERRANO: CUALIDADES NUTRITIVAS

Es indudable que uno de los productos típicos de la gastronomía española es el jamón serrano, un alimento que por su aporte nutritivo es recomendado por los médicos incluso en dietas de adelgazamiento.
¿El jamón serrano engorda? Según leo en la página de la Fundación Jamón Serrano Español, no. Personalmente considero que es una respuesta un tanto errónea, quizás porque soy de la opinión, que excepto el agua, todo engorda y nada adelgaza. Aún iría más allá, cuando tienes tendencia a subir de peso, hasta el agua engorda!
Obviamente, es sólo una frase hecha, que pretende resumir lo que para muchos es una realidad: engordar es fácil, adelgazar... ¡un suplicio!

¿Qué beneficios nutritivos tiene el jamón? Es un alimento con un alto contenido de proteínas de alto valor biológico y que, por tanto, nos proporciona aminoácidos esenciales que necesitamos consumir en nuestra dieta ya que nuestro organismo no es capaz de fabricarlos. Los aminoácidos mayoritarios que se encuentran en el jamón son el ácido glutámico, alanina, lisina, leucina y arginina.
Cuenta con un aporte importante en minerales como hierro, fósforo, magnesio, selenio, zinc, calcio, manganeso, cobre y potasio, y vitaminas del grupo B, vitamina A y E.
A nivel calórico, ronda los 250 kcal cada 100 g de producto, aunque dependerá del contenido graso de la pieza.
A nivel de cantidad de lípidos, al igual que en el resto de componentes nutritivos, variará en gran medida de la alimentación que haya recibido el animal (mayor cantidad de piensos, a base de bellotas...). Si nos referimos a ácidos grasos saturados los valores máximos rondarían los 38-40%, lo que a nivel dietético podría suponer el aumento de las lipoproteínas de baja densidad a nivel sanguíneo (lo que se conoce de forma coloquial como colesterol malo), aunque la influencia de los ácidos grasos saturados no es la misma para todos.
Por otro lado, su aporte de ácidos grasos poliinsaturados disminuirían los niveles del colesterol malo, además de presentar los ácidos grasos esenciales que el hombre no es capaz de sintetizar: el ácido linolénico y ácido linoleico.
Eso junto a que presenta tasas elevadas de ácidos grasos monoinsaturados y, más concretamente, ácido oleico, que disminuye la cantidad de colesterol malo sin modificar el nivel de colesterol bueno, minimiza la posible acción hipercolesterolemiante de la grasa del jamón.
El colesterol que aporta la carne de cerdo oscila entre 55 y en 70 mg por 100 g, cantidad bastante inferior a la de un huevo cuyo valor es de 600 mg por 100 g o los 250 mg por 100 g si hablamos de la mantequilla.
Lo que sí tenemos que tener en cuenta su alto contenido en sal, que afectaría en casos de hipertensión.

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