jueves, 17 de septiembre de 2009

AUTOCONTROL

Nuestra voluntad será la herramienta básica para que pongamos en marcha el autocontrol. No es aconsejable que los primeros días de haber tomado la decisión de ponernos a dieta nos la saltemos con el consabido «por un día». Por norma todos nos acostumbramos a lo bueno con gran facilidad pero no así cuando conlleva un sacrificio. Es lógico que los primeros días surge lo que calificaría como «síndrome de abstinencia», hemos de habituarnos a prescindir de algunos alimentos o disminuir la cantidad que ingerimos de ellos.
Y aunque no podemos hablar de hambre, sí podemos tener la sensación de que nos falta algo. No como norma, pero con moderación y de vez en cuando, somos partidarios de saltarse alguna de las reglas de la dieta que seguimos, especialmente si la concebimos como algo duradero y paulatino.
¿Por qué entonces no lo recomendamos en un principio? Ese «por un día» puede convertirse en un arma de doble filo, sobre todo si aún no hemos superado la fase de adaptación. Incluso también después.
La reflexión es bien simple: si he comido esto y me he saltado la dieta, pues probaré esto también ya que mañana no podré... y aquello... y uno acaba por hincharse, avituallando su cuerpo con toda la energía que había despedido en una semana. Y peor aún, el día siguiente a ese empacho calórico, deberemos retomar la monotonía de la dieta y quizás de nuevo renazcan las dudas y se tambaleen nuestras ganas de continuar nuestro régimen.

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